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- ¡Shoyo, Masumi! ¡Despierten que se hace tarde! -Tsukishima gritó desde la cocina, ya que el día de ayer había perdido contra Hinata sobre quien cocina primero.
El mayor de los Tsukishima daba vueltas en la cama, aún estaba agarrando fuerzas para levantarse, nada que ver en sus días de preparatoria cuando era el primero en llegar, hasta que sintió un pequeño cuerpo chocar con el suyo.
Que él recuerde nadie se había quedado a dormir en su casa, y Kei le gritaba desde abajo.
Era muy joven para morir.
- ¡Shoyo! Despierta para la guardería.
- ¡Kei, hay alguien aquí y tengo 30 años!
- ¡Tu hija, torpe!
Ahora si Hinata despertó completamente, era el primer día de clases en la categoría 5 años de Masumi, quito las sabanas del pequeño bulto y su pequeña dormía plácidamente, su cabellera rubia estaba un poco desordenada, pero las trenzas que lo sujetaban lo mantenían bajo control, sus ojos al estar cerrados se podía apreciar sus largas y rizadas pestañas rubias y sus casi inadvertibles pecas esparcidas por su rostro, como las de él.
En conclusión, era bellísima.
-Pequeña, levanta, que hoy de nuevo podrás ver a tus amigos- la menor abrió poco a poco sus ojos, entallándolos un poco, por la luz que se colaba de la cortina, lo primero que pudo apreciar fue a su mamá con una bella sonrisa dándole los buenos días.
-Buenos días, papi- la pequeña le dio un beso en el cachete al mayor.
En tanto Shoyo le terminaba de poner las medias y zapatos, Masumi se deshacía de sus trenzas para poder peinarlas correctamente, según su papá si se peinaba y hacia trenzas el día anterior, su cabello quedaría suave y listo para cepillar.
-Se demoraron.
-Buenos días a ti también, Kei- el mayor se acercó para darle su beso del día- Pero ya estamos listos.
- ¡Sí! Papi me peino bonito- la menor dio una vuelta para que su padre pudiera apreciar el peinado, uno simple, su larga cabellera rubia estaba suelta y algunos ganchos le recogían el cabello del frente para evitar que le caiga en la cara, uno simple pero que le daba encantador a la menor.
-Te ves preciosa, pequeña- Kei se acercó para darle su respectivo beso de buenos días- apresuremonos.
Los Tsukishima iban a bordo en la camioneta, que solo utilizaban cuando Masumi iba con ellos, ya en dos cuadras iban a llegar a la guardería de la menor y luego Kei dejaría a su esposo en Karasuno, para posteriormente irse a su trabajo, algo agotador pero que disfrutaba el rubio.
Cuando ya llegaron un montón de pequeños rondaban el lugar, Masumi se emociono al reconocer a algunos de sus amigos, cuando se encontró con los ojos azules de Taiki una gran sonrisa apareció en su rostro.
-Te portas bien, Masumi, Kei te vendrá a recoger, te queremos- Hinata le daba un abrazo a la menor y un beso en la frente.
-Te cuidas, cariño, te veo pronto.
- ¡Hasta pronto, papás! -con un último abrazo se despidió y adentro al lugar.
Por el rabillo del ojo vio como Kageyama y Tadashi también se despedía de Taiki.
-No entiendo como alguien tan bueno como Taiki sea hijo del rey.
-Buenos días, Tadashi, Tobio-saludo el peli-naranja con una sonrisa.
-Yo tampoco entiendo como alguien tan linda como Masumi sea hija tuya.
-Buenos días Shoyo, Kei- le devolvió el saludo Yamaguchi, ignorando la discusión de su esposo con su amigo.
-Fácil, es mi hija y de Shoyo, no es tan complicado de pensar, aunque si quieres te lo explico, como antes.
-De Hinata puede ser-
-Tobio, parala, que se te hace tarde para ir a Karasuno.
-Kei, ya basta, te veo en el almuerzo Tadashi- se despedía Hinata mientras jalaba a su esposo.
- ¡Lo mismo digo!
Sin decir nada, Kageyama y Tsukishima eran jalados, pero se retaban con la mirada, hasta que Hinata le robo un beso que el rubio puso toda su atención en el mayor, lo mismo para el setter.
Un día como muchos en adelante.
-Guardería-
¿Alguna duda respecto a esta historia?
Debo aclarar que no tengo fecha específica para actualizar. Eso es todo, gracias por leerme. :")💙
