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Era la primera vez que le invitaban a una fiesta como aquella, en un yate privado, y la sola idea de estar entre el inmenso mar, respirando el aire no contaminado, escuchando solamente la bulla que solo ellos proporcionan, así como con un poco de licor en su sistema, le entusiasmo. Por eso, al ser sus vacaciones en esa fecha, no dudo ni un segundo en confirmar su asistencia al cumpleaños de su amigo, Tadashi.
Aunque se suponía que Kageyama le acompañaría, eso hasta que se presentó una situación imprevista con su hermana, aunque nada grave, pero que lo dejo solo entre el montón de gente.
Ahora, se hallaba cerca a la orilla, recostando su cuerpo en la baranda del yate, con una copa de cuba libre en sus manos, tiene puesto un short de baño, con una playera abierta todos los botones, reluciendo su abdomen bien trabajo así como sus muslos gruesos, obra de las muchas horas entrenando. Hinata miraba divertido como las personas bailaban junto a otras, con una sonrisa un tanto perdida en sus rostros, pero sus cuerpos moviéndose perfectamente al ritmo de la música, casi podría asegurar que la mayoría no estaba en sus cinco sentidos. Incluso el propio cumpleañero, se había perdido hace ya tiempo con una chica rubia, muy bonita por cierto, Shoyo puede casi asegurar que es la misma de quién le hablaba todas las noches, con un suspiro enamorado, aquella fémina coincide a la perfección con todo lo descrito por su amigo.
Por su parte, ya ha ingerido poco más de la mitad de la copa, y una vez que acabe se introducirá entre el gentío, para ser parte de la celebración de un año más de vida de su pecoso amigo, aunque quizás él ya esté teniendo su propia fiesta. El peli-naranja no quiere estar tan mareado, teme terminar chapando a un tipo que ni conozca el nombre, o peor aún, en la cama de uno de los cuartos del transporte, no es que el imaginario escenario le disguste, incluso le enciende un poco, solo que, Tobio ya le aviso múltiples veces sobre qué debe cuidar su imagen al ser una figura pública.
Hinata piensa, mordiéndose el labio inferior, al menos, si recibirá otro regaño por su oji-azul amigo, debe ser con una persona que de verdad valiera la pena, es así como una sonrisa aparece en los labios del chico, ya decidido con sus planes del día.
Bajo los lentes del sol no se puede notar la examinación que está haciendo, pero tal parece que no saldrá muy contento, no encuentra alguien que llamara su atención en todos los sentidos, suspira negando con su cabeza, abatido, el regaño de Tobio no valdría la pena, quizás ese día tendría que comportarse bien. Termina de vaciar el contenido de la copa, y se encuentra dispuesto a agarrar otra, merecía un premio por tal búsqueda, sin sentido.
Al subir la mirada, ríe gustosamente y por su cuerpo navega una corriente eléctrica, sus ojos marrones al fin captaron una agradable vista, aquel chico grita sexy por todos lados, sus ojos avellanadas bajo unas tupidas pestañas rubias, el short pegado deja notar las bien trabajadas piernas, ¡y bueno! la falta de una playera permite observar mejor la ancha espalda que, personalmente ya está preparado en arañar.
Escucha "Salió el sol" de Don Omar saliendo de los parlantes, y sabe que su momento ha llegado, justo cuando aquella mirada se encuentra con la suya, le guiña un ojo y regalo una sonrisita, llamándolo con un movimiento de su dedo índice, no espera a recibir respuesta, está seguro que el desconocido hizo caso a su llamado, todos siempre lo hacen. En el momento que está moviendo su cadera en círculos, siente una mano agarrar su cintura, y un cuerpo posicionarse atrás suyo, apenas hay fricción, no hay problema, la noche es larga y su cuerpo exige aún bailar unas cuantas canciones más.
