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29 de septiembre del 2009

Suspiro, estaba furioso con ese par que se suponían que era sus mayores, y debían tener más responsabilidad por ese mismo motivo, no influenciarlo a subir un árbol en estado de ebriedad, aunque también podía asumir un poco de culpa, no era lo correcto beber alcohol a la edad de 13 años.

Pero su sentido de responsabilidad se había ido al carajo con el ambiente.

Movía sus dedos calmadamente, hasta ahora era lo único que le podía brindar alguna clase de distracción, no tenía el celular encima, su mamá se había enterado de lo sucedido; en especial el como sucedió, y por su imprudencia le decomiso el aparato, por otra parte le iba a traer un nuevo libro, aunque todavía faltaban horas para eso.

Miro a la cama posicionada a su izquierda, las sábanas no estaban tendidas correctamente, además que creyó haber visto un nombre; antes que le pusieran el suyo, en la puerta.

Genial.

Debía compartir el cuarto con otra persona.

Sería un problema que fuera de su edad, no le gustaba socializar con otros, era de las personas que otros se acercaban y no viceversa.

Así que si el individuo era igual a él en ese aspecto, todo debía estar bien.

Pero si fuera al contrario, debía al menos responderle de buena manera y no ignorarlo, hasta su alta iban a pasar dos meses y sería realmente incómodo si hubiera alguna clase de disputa silenciosa.

El sonido de la puerta siendo abierta lo alarmó, aunque trato de no parecer interesado el ruido de unas ruedas lo hicieron voltear curioso, era un chico que parecía de su edad, o tal vez menos, se veía notablemente cansado, al ser tan pequeño, contaba con unas enormes ojeras, y un cuerpo delgado, y lo que más resaltaba en él era el color de su cabello, anaranjado.

Los ojos casi se le cerraban aún sentado, así que las enfermeras lo llevaron a su cama y arroparon, quedándose dormido casi al instante.

Tsukishima sintió una profunda tristeza, no lo entendía, aquel ser era un completo desconocido, y no era la primera vez que veía un caso así, era bien conocedor de su realidad y que la vida no es justa con muchos, pero aquella imagen lo había invadido completamente, produciendo un escalofrío en su cuerpo y que las manos se le pusieron heladas.

La señorita hizo ademán de que iba a cerrar la cortina para poder darle privacidad a su persona, era una de las primeras pautas que había dicho anticipando si compartía cuarto.

-No, por favor, déjelo así.- llamó la atención de la señorita, sorprendiendo a ella y a si mismo por sus palabras.

-No hay problema.- sonrió ella- Este pequeño siempre ha necesitado una compañía, pasa mucho tiempo solo y se aburre, así que gracias.

"¿Mucho?" Era consciente que para las enfermeras hasta 5 meses era poco tiempo, entonces aquel niño estaba ahí mucho más.

"Tal vez tenga alguna enfermedad" pensó, aún con la extraña sensación de antes no debía seguir pensando mucho, seguía siendo un desconocido después de todo.

Se acostó para poder conciliar el sueño, no había dormido en toda la noche, y misteriosamente sus ojos no le pesaban, pero si quería recibir a su mamá con buena cara; y soportar de nuevo sus regaños, debía descansar al menos un poco.

8:30 a.m

Despertó en la misma posición que antes de dormir; mirando a la ventana de su derecha, la diferencia ahora era que en florero antes vacío llevaba unas hermosas girasoles.

Abecedario -TsukiHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora