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Salió de la tienda, muy conocida por los productos que deja a sus clientes mas que satisfechos, además que la mayoría que compraban en el lugar eran personas mediáticas.
Y claro que las noticias se enteraban de quiénes salían o entraban del lugar. Así que sacó su celular del bolsillo de su chaqueta, dudo entre enviarle un mensaje o hacerle una llamada, opto por la segunda opción, iba a ser más rápido.
-Hola, soy Tsukishima ...Sí, recién he salido del lugar ...No sé si me vieron, pero de igual manera ya sabes que hacer, no quiero problemas ...Gracias.
Colgó la llamada, guardo de nuevo su celular en el mismo bolsillo tocando sin querer el paquete recién adquirido.
Su estómago se revolvió, pronto iba decir la pregunta que tantas veces se le paso por la cabeza.
Avanzó de prisa hacia el restaurante, que había alquilado para que estén solos en tal momento, con una mirada seria y paso elegante.
Paso por la alfombra roja y con ello las puertas, agradeció al hombre que amablemente le abrió para entrar al lugar.
Antes de llegar pudo mirarlo, con esa sonrisa que lo caracteriza también entraba recién al lugar, desde la otra puerta.
- ¡Wao, Kei! El lugar está precioso- aunque le pareció raro al de menor estatura el no saludo, imitó la acción del otro, y se sentó en la mesa.
-Recordaba que mencionaste que querías venir- Shôyô sonrió, sí, lo había mencionado.
-No recuerdo celebrar algo- dijo extrañado, tomando el segundo bocado de su plato, Tsukishima había pedido su favorito.
-Terminemos, Hinata. Me engañas desde hace tiempo, ¿no?- escuchó los tenedores caer, tranquilamente siguio con su comida, aunque ni apetito tenía.
-¿Co-como dices?- preguntó consternado el peli-naranja, la pena y culpa inundaba su ser, sabía que tarde o temprano se iba a enterar de todo.
-No lo negaste, si tienes algo que decir, dilo, que no tengo tiempo para seguir con esto.
-Lo siento, lo siento, Tsukki. Sé que no te mereces esto, pero no sabía como decirtelo... No te quería perder.
-Si eso es todo, me voy, por cierto, te puedes quedar con el departamento, que yo ya saqué mis cosas de allí esta mañana. No me interesa volver a ese sitio. Adiós, Hinata.
Se paro y retiro a paso lento, aún a unos metros podía escuchar los hipidos de Hinata que inútilmente trataba de ocultar, eso ya no debía importarle ni nada que involucrara a su ex enamorado, o eso era lo que trataba de decirle a su corazón.
Un día extremadamente largo, pero llegó al sitio que se hospedería desde ese día, se masajeo los sienes y agradeció internamente por aceptar que los de mudanza acomodaran sus cosas y los productos recién llegados, que había pedido hace unas semanas.
-No entiendo que hice mal- sentando en su terraza miraba al noche cielo, era luna llena y la luz de esta reflejaba en el pequeño diamante que tenia el anillo, que él agarraba con una mano, mientras que en la otra tenía una copa de vino.
Aunque él odiara beber.
-Propuesta-
*El anillo que Tsukishima recogió lo mando a diseñar hace unos cuatro meses.