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Entro, como era habitual en su persona vestía un traje negro elegante; y que estaba perfectamente alineado a su figura, sus mechones rubios le caían por el rostro, y lejos de señalar desorden mostraba ser una persona seductora y atractiva sin poner mucho esfuerzo, lo gris de su corbata combinaba perfectamente con lo demás de su atuendo, sus ojos avellanas demostraban seguridad, además de su postura y movimientos.
Al avanzar por el largo pasillo dio con el gran salón, las dimensiones hacían notar lo propio que era de un palacio, la araña de cristal parecía estar entre el mismo cielo y tierra, debido que el mismo techo era transparente y podías apreciar las estrellas en aquella noche de luna llena, era consciente de que las miradas lo seguían, pero a él le importa la mismísima nada aquello, tampoco es como si tuviera algún valor en su persona la opinión de unos extraños, llegó a la mesa muy bien decorada; y que contaba con un arreglo floral de girasoles en el medio, que era destinada para su persona, o su reino, aunque él era el representante ya que era el futuro heredero a la corona.
Con su copa en mano derecho dio una ligera vista a su panorama, habían demasiadas personas, y tristemente debía ser cortés con cada una de ellas, esperaba; aunque no tan esperanzado, algún suceso que podría mejorar su noche, es así como observó a una señorita que venía moviendo sus caderas exageradamente, con ello su vestido rojo moviéndose de un lado a otro, y su peinado un tanto exagerado, queriendo mostrar una buena impresión quizás, sonrió sarcástico, si supiera que su preferencia era hacia las personas de su mismo sexo.
-Buenas noches, príncipe- la mujer dio una pequeña reverencia, el rubio se puso de pie para repetir el mismo movimiento- ¿Podemos bailar?
-Lo lamento, pero no, permiso- antes de que ella pudiera decir algo más salió de ahí, otra de las razones por las que detestaba asistir a esas fiestas, y por lo cual comenzaba a detestar a su hermano que renunció a su cargo, por consiguiente él tener que pasar todo.
Al llegar a uno de los extremos del salón dejo su copa en la mesa que se hallaba en la esquina derecha, de esa distancia podía apreciar mejor como la mayoría de personas y entablaban conversación, muchos de ellos para ganar conocidos y hacerse un nombre, se veían tan patéticos forzando a ser otros para poder agradar.
En uno de esos grupos notó como rodeaban a un hombre, respondía a lo que le preguntaban con una blanca sonrisa, no destacaba por su estatura, y era bastante delgado, pero ejercitado, el chaleco formal rojo que marcaba su figura daba muestra a ello, su camisa blanca; y su botón del cuelo desabrochado, que sus mangas estabas remangadas hasta sus codos le daban un aspecto rebelde, también sus cabellos anaranjado desordenados, sus guantes negros solo complementaban, para mejor, su imagen, Sus ojos eran grandes y de color marrón, hermosos y brillantes, en todo sentido derrochaba alegría.
Desvió su atención de aquel hombre, tal vez se sentiría observado por su persona, pero cuando alzó su vista se dio cuenta que el contrario estaba parado al frente suyo, con una pequeña sonrisa, él un hombre serio y que muestra poco interés en aquellos, se vio sorprendido cuando ya cómodo con aquel desconocido, y manteniendo una conversación un tanto divertida.
