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En las calles de Tokio se podía apreciar como un hombre paseaba con una sonrisa y un paquete en brazos, el aire que transmitía era de ternura y encanto, en especial porque iba con un abrigo que le llegaban hasta las rodillas, por obvias razones no...

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En las calles de Tokio se podía apreciar como un hombre paseaba con una sonrisa y un paquete en brazos, el aire que transmitía era de ternura y encanto, en especial porque iba con un abrigo que le llegaban hasta las rodillas, por obvias razones no era suyo, pero aun así él amaba usar las prendas de su esposo, como las mangas cubrían sus manos y la suave tela le abrigaba, le daba gusto sentirse así.

Varios hombres trataron de acercarse al peli-naranja, pero al notar la pancita que sobresalía de sus prendas y el anillo que adornaba su dedo se alejaban, aunque no todos saben respetar.

-Hola precioso, ¿a dónde tan solo? -Hinata observó al hombre al frente suyo y sonrió con burla.

-Gracias por el cumplido, pero no lo necesito, y si te atreves a dar un paso más no tendrás descendencia para contarlo.

Sin decir más avanzó por la ciudad sin mirar atrás, aunque el hombre tampoco lo estaba siguiendo, se detuvo en una heladería y pidió un helado que hace menos de un minuto era su favorito.

-Eres Hinata Shoyo de los Black Jackals, ¿verdad? -el mayor al agachar un poco su cabeza observo a un infante de 6 años, así que por reflejo sonrió.

- ¡Sí! Soy yo, un gusto ¿tu nombre?

-Me llamo Kiyoshi, ¿puedo tomarme una foto contigo?

-Pues claro, pero primero vamos con tu mamá, ¿dónde está?

- ¡Allá! - el menor miró en dirección de una mujer mayor bastante parecida a el menor-también es gran admiradora tuya y de Tsukishima-san.

Luego de unas fotos, el jugador notó las pulseras para el torneo donde iba a jugar Kei.

- ¿Van a ver jugar a Kei?

- ¿Tsukishima-san? Sí, para allá vamos.

- ¿Vamos juntos? Para no sentirnos tan solo- menciono acariciando su abultado vientre, y para los contrarios era más que un honor.

- ¡Sí, Hinata-san! -respondieron madre e hijo a la vez, provocando unas risas al peli-naranja.

En el transcurso intercambiaron números y hablaron temas como el embarazo o cómo empezó en el mundo del voleibol, y llegaron con las justas al partido.

Luego de tres sets, muy duros para ambos equipos y con un match point que llegó hasta los 31 puntos, finalmente ganaron los Sendai Frogs.

Hinata quería correr y abrazar a su esposo por su reciente victoria, pero sabía que no podía hacerlo, ya que podía tener una mala caída así que se resistió, pero la sonrisa de sus labios no desapareció y siguió conversando con la señora que hace pocas horas acababa de conocer, cuando llegó a los pasillos donde debía encontrarse con el rubio observó una no inusual escena.

-Vamos Tsukishima-san, al menos una oportunidad-la señora también se dio cuenta de la situación.

-Ay, Hinata-san, ¿no va a hacer nada? - de hecho, la mayor se aguanto para no ir a encarar a la señorita, pero al ver la serenidad del peli-naranja se calmó.

-De hecho, no.

- ¿Porqué?

-Te mencione que tengo un esposo e incluso está esperando un hijo mío, ¿no? Es que no me queda claro que a pesar de habértelo dicho no lo entiendas-respondió de manera cortante el rubio.

-Si, si lo entiendo, pero no es necesario que él lo sepa.

-5.

-Piénsalo, se lo va a pasar muy bien.

-4.

-Hinata-san es muy guapo, puede conseguirse otra pareja.

-3.

-Soy una gran fan suya, desde hace tiempo me ha gustado.

-2.

- ¿Lo está pensando?

-1.

- ¿Tsukishima-san?

-Agh, al fin se acabaron los 5 segundo que me pidió Shoyo por si las dudas, no, no necesito pensarlo, de tan solo pensar en estar con alguien más que no fuera él me produce náuseas, y si fueras "fan mía" como mencionas, sabrías lo feliz que estoy con él y con nuestro hijo, por favor, que no se vuelva a repetir y no te vuelvas a acercar a mí o mi familia si no es con buenos deseos- el voleibolista volteó y se encontró con los ojos de su pareja, se dirigió con una sonrisa hacia donde él, sonrisa que casi siempre muestra cuando está el mayor cerca.

-Porque conozco y confío en Kei.

-Perdón que hayas tenido que ver eso-menciono el rubio luego de haberle dado un corto beso en los labios-Buenas tardes- saludo al advertir la presencia de dos personas más.

-Buenas tardes, Tsukishima-san- respondió alegre la señora, después de todo era gran fan de ambos, al recordar la anterior escena se sorprendió por la serenidad del mayor-Hinata-san, ¿Cómo lo hiciste?

-La verdad me estaba aguantando para no tirármela encima-confesó con un pequeño sonrojo y abrazado al otro- pero al ser un jugador profesional me evito estas escenas, aunque a cierta persona debería ser igual- quería llamar la atención a su esposo, pero le era imposible, amo cada palabra de su respuesta- además el pediatra me prohibió renegar.

-Ay, creo que me volví más fan de ellos- susurró la señora, pero su hijo sí la pudo escuchar.

-Qué curioso mamá, yo igual.

Tsukishima dormía plácidamente luego de un exhausto día, aunque unos suaves tirones lo despertaron, al abrir sus ojos observo como Hinata lo sacudía lentamente.

Joder, quería besarlo.

A quien engaña lo iba a hacer.

No obstante, al acercarse a su rostro fue detenido por el peli-naranja.

- ¿Qué pasa, Shôyô?

-Kei, cariño, quiero onigris.

El menor reviso la hora y eran las cuatro de la mañana.

Ah cierto, los antojos.

- ¿No puede ser en la mañana? - preguntó abrazando de nuevo al contrario y cerrando sus ojos.

-No, lo quiero ahora, por favor.

Cuando lo miró de nuevo el otro estaba haciendo un adorable puchero, así que con pesar se levantó de la cama.

-Está bien, pero luego quiero mi beso- cedió al antojo de su esposo y busco en la mesa de noche sus lentes.

Ah, lo que uno hace por amor.

-Embarazo-

Artista de la imagen: 

Ay, me salió larguísimo, una disculpa. uu

Sentía que últimamente hacía historias un poco tristes y lo confirme con un comentario mnkwc pero al menos les gustaron, eso espero. :C:

Eso es todo, gracias por todo perdón por tan poco.

¿Alguna duda respecto a esta historia?

Nos vemos, Samaya.

Abecedario -TsukiHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora