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Las campanas comenzaron a sonar, la boda ha dado inicio, Hinata entra elegantemente con un terno blanco que le sienta precioso, y una sonrisa que demuestra la ilusión que le da ese día

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Las campanas comenzaron a sonar, la boda ha dado inicio, Hinata entra elegantemente con un terno blanco que le sienta precioso, y una sonrisa que demuestra la ilusión que le da ese día.

Mientras se va acercando al altar, los aplausos no se dejan de escuchar, cruza miradas con él y le dedica una sonrisa que hace que se cierren sus bellos ojos marrones, aquellas que a él le vuelven loco. Se detiene a su lado y le susurra un <<Gracias>>, posteriormente mira a su izquierda y entrelaza su mano con la de Kageyama. Su próximo esposo. 

Vuelve a la realidad y le deja un vacío profundo. Le quiere pedir que no lo elija, que él lo ama, desde aquel día de noche lluvioso lo ama fielmente, pero sus labios se mantienen sellados como siempre y escucha dolorosamente el "puede besar al novio" y el beso correspondiente, la iglesia de aplausos se lleno y una lágrima traicionera se le escapó. 

La ceremonia después de la fiesta dio comienzo, se acercó al balcón y pudo observar la luna, tan brillante, cuando se recostó en la  baranda escucho pasos que se acercaban. 

- "Gracias por aceptar ser mi padrino" - al voltear Hinata le miraba con una sonrisa, se fijó en su dedo anular y el anillo dorado resplandecía en su lugar. 

- "No me lo agradezcas, enano" - respondió sarcástico, como siempre, como debería estar, no destrozado por dentro. 

- "Es curioso, ¿sabes?" - preguntó el flamante esposo mientras miraba a las estrellas. 

- "No lo creo, siempre supe que te casarías con el rey, son el uno para el otro" - no se miraban al hablar, ambos observaban a la luna llena, que participaba de paisaje. 

- "No, eso no, Tsukishima, que estuve enamorado de ti los dos primeros años de Karasuno" - el rubio se volteó estupefacto, al ver al mayor solo mostraba una actitud tranquila y con una sonrisa nerviosa, como cuando al fin revelas un secreto bien escondido - "Disculpa si te sientes raro, ni siquiera sé si te van los chicos, pero no te preocupes, que está en el pasado, no quiero que las cosas se vuelvan raras con lo que me costó ser tu amigo."

Hinata le dio un codazo de broma, para "calmar" las cosas, tonto.

 <<Soy un idiota>> Es lo único que rondaba en su cabeza, no había querido competir con Kageyama, porque sabía que iba a perder.

O eso había creído.

- "En fin, Tobio me espera para bailar el vals, te preparé unas galletas en forma de dinosaurio, le pides a Yachi-san, ya que no te podré prepararlas el domingo como siempre, comienzan los entrenamientos por la selección de Japón, estoy tan feliz" - extendió sus brazos al aire mientras se iba alejando y se despedía con la mano. 

- "¡Hinata!" - el peli-naranja se volteó con una cara de confusión, creyó percibir en la voz de su amigo desesperación, y lo único que le pudo salir a Tsukishima fue un - "Sé feliz con Kageyama." 

- "Gracias, Kei." - se despidió con una bella sonrisa.

Tal vez no lo vuelva a ver, no con tantos invitados presentes y en tan grande lugar, tal vez tampoco se de cuenta que no comió aquellas galletas en forma de dinosaurio que le encantan, ni mucho menos que no paso ni la mitad de la noche en esa fiesta.

-Boda-

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Abecedario -TsukiHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora