Darkness: Kol Mikaelson <2>

Mamá te quiero

—Sabes mamá, siempre quise que me invitaras a investigar contigo—comentó Delilah a Liz quien estaba tratando de cerrar los casos abiertos— Soy muy buena investigadora, averigüe qué Caroline se había robado el osito de Bonnie.

Liz se rio y negó con la cabeza ante lo dicho por su hija, la puerta de la oficina se abrió dejando ver a Damon Salvatore quien Liz lo había llamado.

—¿Entonces le pides a Damon el que posiblemente mató a todos los de tus casos abiertos que te ayude y a mi no?— pregunto la rubia con falsa ofensa—Por eso tuve que venir por mi cuenta a ver qué tramabas.

—Cariño se que estás aquí para distraerme de la sorpresa de Caroline.

—Yo no....— no supo que decir y Liz soltó una risa muy dulce—Olvídalo.

—No quiero ser rudo, pero creo que morir te libra del trabajo— el vampiro dijo y Lilah lo golpeó—Solo digo—se frotó donde Lilah lo había golpeado—¿Como te sientes?

—Como que no dejare el trabajo con asuntos pendientes—afirmó la mujer—tengo todos estos casos abiertos— señaló a su escritorio.

—Y yo podría decirte quien lo hizo— comentó Lilah señalando a Damon quien rodó los ojos y le dedicó una sonrisa falsa.

—Bueno, veamos si puedo ayudarte a cerrar uno de ellos.

Liz le extendió las carpetas, mientras este se sentaba al otro lado de Lilah, listo para ayudar a Liz. Damon abrió la carpeta.

—Este fui yo— aseguró dejándolo en la mesa y seguir con los demás—Fui yo, también yo, este fue Stefan, ah no, espera yo— Delilah le dio a Liz una mirada de te lo dije.

—Siempre tuve la sospecha— explica la sherif—¿Que hay de este?— tomó una carpeta azul que estaba a su lado, y se la entregó.

—¿Los padres de Elena?— preguntó Damon llamando la atención de Lilah—No sabía que la investigación seguía abierta.

—En ese tiempo me encargaba de Elena y Jeremy, y no quería darles más dolor. Cuando estaba lista para abrir la herida, Elena lo había superado, y tú y yo nos hicimos amigos, y me preocupaba que...— Liz guardó silencio, deseando no tener que decir lo que pensaba.

—¿Te preocupa que yo lo haya hecho?—supuso Damon y Liz asintió—¿Que? No. Lo prometo.

—Mirando me dejo este mensaje dos horas antes de subirse al auto—tecleo el teléfono–Dos horas antes de que se saliera de la carretera sin ninguna razón.

—Liz, soy Miranda Gilbert. Tengo algo urgente de lo que quiero hablarte, por favor, llámame en cuanto puedas.

—Parece que tienes una buena y vieja historia de sherif en entre tus manos.

—¡Vamos a investigar!— celebró Lilah aplaudiendo—¡Si!