Darkness: Kol Mikaelson <2>

Defendiendo su memoria

Delilah estaba  escuchando a Davina hablar por teléfono con Camille. Aunque Davina había dicho no decirle a Cami donde estaban, estaba un poco inquietante.

Mirando por la ventana, Delilah vio a Mikael parado con un bastón de madera, con los ojos cerrados. La rubia podía  ver que claramente todavía se estaba curando de su roce con los hombres lobo.

—No te ves tan bien, esos mordiscos....— antes de que pudiera terminar, el la interrumpió. Grosero.

—El veneno del hombre lobo debe ser purgado por la fuerza, no consentido— le informo, Lilah arqueo las cejas hacia el, claramente sin entender.

—¿Regla de Vikingo 101 siendo vampiro caza vampiros? Justo lo que quiera hacer en mi tiempo libre, yei— dijo Delilah bromeando, Mikel mi ignoro.— Ok. No eres fan de los chistes.

—¿Cuanto tiempo más vamos a estar escondidos aquí? ¿Como cobardes?— él enfatizó su última palabra, la rubia  puso los ojos en blanco.

—Elijah te vio, si sabe que estás aquí, Klaus también. Entonces, lo siento, pero hasta que lo desvinculemos de nuestros amigos, estás atrapado aquí con nosotras— dijo Davina uniéndose a la conversación. Mikael suspiró, algo que parecía hacer mucho la verdad.

—La confrontación es inevitable, niña. Tú miedo demostrará ser nuestra mayor desventaja— hizo una pausa y me miró— Tu también, conocí a tu amigos de Mystic Falls y me temo a decir que tienes aún más miedo— nos informa a las dos, Lilah ladeo levemente la cabeza ante su admisión que era cierta.

Pero no lo iba admitir ¿verdad?

—No tenemos miedo— Davina argumentó, Mikael dio un paso hacia las dos.

—Bueno, deberías estarlo, amabas son débiles.

—Creo que estás empezando a olvidar quien está a cargo aquí— levanto la rubia su muñeca, revelando el brazalete — mientras estabas purgando lo deletreamos para asegurarnos de que no vuelva a salir— advirtió al vampiro que parecía menos divertido.

—Ah, si, magia— Hizo una pausa — ¿Que tan bien de sirvió eso cuando esos lobos atacaron? ¿Hmm? La magia solo puede pelear la mitad de tus batallas, recuerda eso— se giró para volver a su lugar original, pero Davina lo llamo.

—Está bien, está bien. ¿Eres tan duro? Enséñanos.

—¿Enseñarte que?— Mikael cuestionó.

—Enséñanos a ser fuerte, según tus propios estándares, por supuesto— se burlé Lilah, Mikael sonrió.

Maldito tipo escalofriante.