Capítulo 1 - Despertar (Libro Parte 1)

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No tengo idea por cuanto tiempo he estado caminando, siento el cuerpo muy pesado, la vista nublada no me permite ver mucho, los únicos sonidos que logro percibir es el del aire al entrar y salir de mi cuerpo junto al crujir de las hojas romperse en cada paso, miro al cielo con dificultad porque la cantidad de lluvia sobre mí es abundante, pero noto que el sol está ocultándose, en un punto del camino mis piernas dejan de responderme y caigo al suelo por completo, puedo sentir debajo que la vegetación se ha ido, las gotas de agua tropiezan en mi rostro provocando que mi parpadeo sea cada vez más prolongado.

- ¡Cierra tu mano y no lo sueltes! - sentí mi mano izquierda cerrarse, ahora estoy cómodamente sentado, pero se ha oscurecido todo - ¿Recuerdas nuestra primera vez? - aquello me pareció tan curioso que no pude evitar sonreír - Creo que eso sonó muy extraño ¿cierto?, me refiero a cuando por primera vez cruzamos palabras jeje - ¿por qué estás nerviosa? - Ese día no quería saber nada de nadie, odiaba tener que pasar por todo de nuevo, entre todos te cruzaste con tu cara tan indiferente, era obvio que en ese punto no entendía... - ¿por qué estás triste? - sin saber la razón... tu apatía había iluminado mi día - ¿por qué sollozas? - has hecho tanto por mí y no tengo el derecho de pedirte algo más, pero no podría con esto, en verdad no podría... - aquella voz se perdía al igual que el objeto presionando la palma de mi mano.

Parece absurdo, pero esa alucinación funcionó mejor que la alarma que programo todas las noches, una vez más no me despertó, me dormí tarde viendo una película con mi hermano, la otra noche soñé que me encontraba en una ciudad apocalíptica, vaya imaginación, el ruido constante de mi familia y la luz que logra escabullirse entre las cortinas de mi cuarto hacen que no pueda estar acostado ni un momento más.Levantarse no es nada emocionante para mí, sobre todo hoy que es lunes, debido a que ayer me dormí tarde viendo una película con mi hermano y el horario tan interesante que tengo para hoy en la escuela, tomar dos horas seguidas de matemáticas es como suicidarse, no es difícil pero la verdad es tediosa, al final la obligación de asistir a clases termina, como siempre, ganando.

Todos los días de clase dispongo de 50 minutos para arreglarme, desayunar y llegar a tiempo, por lo cual estoy obligado a hacer maravillas pues mi hermana ocupa mucho tiempo en el baño y mi hermano una vez que entra no sale, a veces es curioso porque cuando ya voy de salida él lo deja libre, por ello prefiero bañarme ya muy tarde para no perder tanto tiempo en la mañana y solo lavarme la cara. Mis padres se levantan desde temprano y como ellos tienen su baño no tienen que lidiar con mis hermanos.

Es muy aburrido esperar a que abran las puertas para poder entrar a la escuela, todos parecen tener algo de que platicar, cines, parques, viajes o simplemente salir, en mi caso no salgo mucho, no es que lo deteste pero no me nace el ir de aquí para allá, mi carácter está demasiado reflejado es mi forma de ser. Entre tantas caras desconocidas encuentro a dos amigos muy apreciados, Ana e Iván.

-Hey ¿que tal?

-¡Eriol! ¡hola hola! - Ana siempre maneja un tono muy tenue por las mañanas pero a pesar de eso es muy alegre todo el tiempo.

-Hey, ¿qué cuentan los libros de matemáticas? - por otro lado, Iván prefiere no ser tan formal, es todo lo contrario a mí, creo que por eso nos llevamos tan bien.

-No mucho la verdad, ustedes saben, un poco de esto y de aquello.

-Digamos que carece de emoción, ¿verdad? - Ana sonrió al decirlo.

-Pues creo que si - nada como empezar con una sonrisa todas las mañanas.

-Se supone que hoy debemos de entregar la tarea de geografía, ¿no? - Iván siempre hablando tan temprano de tareas, típico de él.

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