Capítulo 11 - Reacción

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Después de guardar el coche entré a la casa y vi a mi mamá sentada en la sala viendo la Tv, hablé con ella al respecto de todo lo que había sucedido, se preocupó mucho por el estado en el que se encontraba Ínoli, pero recordé lo que me dijo Jeremy, así como las indicaciones finales del médico, incluso charlamos sobre su familia y la invitación de mañana a asistir de nuevo a su casa. Me cambié la ropa y mi fiel y suave compañera, mi cama, fue quien me recibió con las sabanas abiertas, solté un gran suspiro al acostarme producto de la sensación de saber que no tendría que estar preocupado por el accidente, por primera vez en todo este tiempo me pregunto si estaré haciendo algo mal, estoy consciente de que cada acción trae consecuencias, entonces, ¿de qué manera debo actuar para no causar daño a nadie?

El cuarto inundado por la luz del sol al abrir los ojos no era más que el inicio de un día más en la vida de Eriol. Al enjuagarme el rostro me quedé mirando mi reflejo en el espejo, preguntándome realmente hacia donde me llevará esto o tal vez esté equivocado y lo correcto sea decir, hacia donde voy con todo esto, la paranoia definitivamente no es una elección, lo que sí puedo afirmar es que estoy en medio de una decisión muy importante, una decisión que quiero que sea la correcta o al menos con la que esté en paz y a gusto, eso a lo que la mayoría llama felicidad. El menú para el desayuno eran huevos revueltos, algo de tocino y jugo de naranja, como todos los fines de semana por la mañana mis padres se levantan temprano y salen a comprar. Comencé a desayunar con Emily.

-Te vez muy chistoso cuando te acabas de levantar.

-Solo me lavé la cara, ni siquiera me arreglé el cabello – bostecé.

- ¿Piensas hacer algo hoy?

- ¿Cómo que?

-Hem no lo sé, ¿salir o algo así?

-Mmm si – dicho esto me lleve un bocado a la boca intentando no prestarle mucha atención a mi respuesta.

- ¿A sí?

-Si... - manejé un tono aburrido.

- ¿Vas a necesitar el auto? – preguntó Ian al mismo tiempo que abría el refrigerador.

-Me temo que sí.

- ¿A dónde vas?

- ¡Qué casualidad! era lo mismo que quería preguntarle a mi querido hermano menor – al parecer no pude ocultarle a Emily nada.

-Quiero ir a casa de una... amiga – la pausa fue corta, pero peculiar.

- ¿Es la chica del accidente?

-Parece que mamá te ha contado.

-Es correcto – me regaló una bonita sonrisa infantil.

-En ese caso yo puedo llevarte, lo necesito más que tú, haré muchos viajes y creo que sería mejor que lo tuviera – Ian se sentó con nosotros.

-Está bien.

-Solo necesito que me digas la hora.

-Necesito irme antes de las 3:00pm.

-Vale – comenzó a desayunar.

-Y a todo esto ninguno de los dos me ha dicho que tal mi desayuno.

-Son simples huevos revueltos con tocino, no creo que sean tan especiales – Ian me miró y me guiñó el ojo.

-Tu siempre eres muy seco, pero yo sé que mi hermanito piensa diferente, ¿verdad?

-Debo admitir que es un muy buen desayuno, pero no me llames así o cambiaré de opinión al respecto – tomé un poco de jugo y le guiñé el ojo.

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