Aquella tarde en la terraza y teniendo una vista tan hermosa recuerdo haber visto tus ojos inundados por ese vacío que siempre llamó mi atención, mencionaste que en ocasiones te costaba abandonar tu cama puesto que despertabas de un sueño donde te sentías distinta, libre y segura, en aquel entonces fueron palabras que dejé pasar por alto, me fue imposible detectar que el lado que intentas ocultar día tras día se dejaba asomar un poco en tu mirada, hoy una rendija de frágil acceso.
Fuiste directa al responderme a mi cuestionamiento, dijiste que los sueños ya no eran un refugio puesto que ahora el hecho de saber que yo existía significaba una razón más para abandonarlos, pero que tu deseo de sentirte completa fuera de ellos resultaba complicado. En tu mente rondaba una idea que te asfixiaba de solo imaginarla.
Probablemente mi rostro te mostró de alguna forma lo confundido que tu explicación era para mí, irónico dado que ahora es más claro que nunca, te orillé a dejarme entrar aquel lugar en tu interior que siempre protegiste durante años, donde tu alma es completamente desnuda y vulnerable, no pudiste soportar más la presión, misma que te llevó quizás a besarme en todas esas ocasiones.
Finalmente decidiste dar un paso fuera de la habitación que te resguardaba del exterior, confiaste en mí, ser la persona en quien depositar las emociones que crees entender, los fragmentos que deseabas poseer, venciste tus fantasmas para sentirte viva.
En mis brazos te desvaneciste haciendo que en segundos bajara y avisara a la primera persona que encontrara. Edric fue el encargado de llevarte cargada hasta tu habitación, yo me quedé abajo con tu madre sin entender mucho de lo que ocurría, parecía que se preparaban para salir, al hospital quizás. El caos se detuvo cuando tu hermano mayor les comentó a todos que no era necesario sacarte de la casa, habías regresado.
Sentada sobre tu cama y con las piernas recogidas fue la primera imagen que recogí de ti luego de la tempestad, me senté un momento sin palabras para poder acompañar tu silencio y esperé pacientemente para lo que, una vez más, no esperaría nunca de ti, dibujaste un nuevo camino del cual hacerme parte.
Me confesaste un anhelo el cual cumplirías en el momento que estuvieras lista, deseabas ser mi novia.
Mis dedos sobre el cierre tenían el poder de cambiar su mundo, hacerlo parte del mío y dejar el pasado donde debería estar, donde no la atormentara y fuera presa de él, pero el temor era palpable en mí, su cuerpo cada vez era más pesado sobre mis brazos, tuvimos que hincarnos mientras yo le tomaba el rostro y no perdía ningún detalle, la plática con Iris hacía presión sobre mi pecho al ver sus ojos como comenzaban a cristalizarse.
— Debemos regresar Ínoli.
— Quiero que esto termine hoy, no quiero esconderme más — su interior gritaba a través de su mirada que lo permitiera.
— Y yo no quiero volverte a ver en ese estado — sostuve con mi mano derecha la suya sobre mi mejilla.
— En todo este tiempo siento que no te he preguntado lo que tú deseas, el como te sientes conmigo, parece que solo te arrastrara hacia mi abismo.
Sus palabras me ponen en un predicamento, unas horas atrás podría contestarle si dudarlo, pero ahora es diferente, no puedo ser egoísta e ignorar el hecho de que antes que cualquier deseo que yo tenga, mi prioridad debe ser ayudarla y rencontrarse consigo misma.
— ¿Por lo menos te gusto, Eriol? — la primera lagrima se deslizó sobre el lado izquierdo de su rostro.
— Gustarme no debe ser la mayor de tus preocupaciones.
— Entonces quedémonos aquí — llevó su mano derecha a su espalda para bajar su cierre completamente y dejar más al descubierto sus pechos deslizando la parte superior del vestido hacia abajo.
ESTÁS LEYENDO
Noviembre
Teen FictionLa vida de Eriol comienza a torcerse cuando Ínoli llega a ella, acompañada de extraños flashbacks, enigmáticos sueños y déjà vus que abrirán el telón a un cruel laberinto del cual la salida tal vez solo lleve al inicio de todo...