XXII. Resistiendo el impulso

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XXII
Resistiendo el impulso

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—Voy por un poco de té —dijo Nezuko, al tiempo que se levantaba.

Sanemi asintió. Luego de estar conversando de pie por algunos minutos en el patio, ambos decidieron que sería mejor ir a sentarse, por lo que se habían acomodado en el pasillo para continuar con su charla, disfrutando de la brisa de la tarde.

La joven apareció por el pasillo con la misma bandeja que compartían todos los días.

Empezó a hablarle muy animada sobre algo que le había dicho Suma, pero a causa de esa distracción, mientras intentaba servir el té, tomó mal la pieza de cerámica que contenía el líquido caliente. Y para evitar desparramar su contenido, sujetó la tetera de tal forma que sus manos, igualmente, resultaron lastimadas.

Sanemi no se había dado cuenta de esto hasta que escuchó el quejido salir de sus labios, y rápidamente dejó a un lado la taza de té que estaba tomando, para poder revisar las manos de la muchacha. Pero a ella esto no parecía importarle, pues sus ojos estaban fijos en él.

—¿Te duele? —preguntó él. Por alguna razón, eran sus propias palmas las que tenían un hormigueo. Nezuko negó con el rostro.

—No ha sido nada, de verdad. Gracias por preocuparte —añadió, y algo parecido a una sonrisa se formó en sus labios, aunque su expresión parecía delatar vergüenza—. Te ves diferente, Sanemi-san.

—Diferente ¿cómo?

—Preocupado —reconoció ella, y se apresuró a aclarar—: Usualmente tienes un rostro muy serio, aunque no estés enojado. Ahora tu expresión es diferente.

Sanemi quiso fruncir el ceño, no muy seguro de lo que debía pensar de aquellas palabras, sin embargo, aquello sería volver a aquella expresión seria que, aparentemente, siempre tenía.

Entonces, sólo terminó bajando los ojos, como un chiquillo confundido, y se encontró con que seguía tomando sus manos, y con el hecho de que ella no se había apartado de su tacto, como lo hizo tiempo atrás (aunque ella le dijera que se debía a sus manos frías).

Una de las palmas de la muchacha se estaba tornando roja.

La impresión le hizo subir la mirada, y ella le seguía viendo como si nada de lo ocurrido hubiera realmente pasado. Como si siguieran charlando.

Recordando sus pensamientos cuando estaban de pie en el patio, mirando juntos el cielo, sin quererlo, un deseo egoísta se formó en él. No quería soltarla. Y darse cuenta de ello le hizo apretar las manos que sostenía entre las suyas, desear otras cosas, cosas incluso más egoístas.

Nezuko, sintiendo el cambio en la presión en sus extremidades, rompió el contacto y bajó la vista.

—Voy por un poco de agua fría —dijo él rápidamente, tropezando con las palabras, mientras la soltaba y se ponía de pie. No aguardó a que ella le diera una respuesta o le dijera que no era necesario, sólo caminó rápido por el pasillo en busca de agua y una toalla, preguntándose si sería necesario también mojarse el rostro para bajar la temperatura que sentía en las mejillas.

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¡Lo sé, lo sé! ¡Qué escena tan cliché! Probablemente digan "¿Y para esto te has demorado un mes?". No les miento, yo también me lo digo.

Confieso que estuve todas estas semanas pensando en este capítulo, ya que sentía que me estaba tomando demasiadas libertades con Sanemi y su forma de actuar. Creo que es parte de esas crisis existenciales cuando se está terminando una historia, y comienzas a cuestionarte todo lo que has escrito, y si estás llevando bien las cosas.

Pero bueno, finalmente decidí tomar algunas de esas libertades e incluirlas en el desarrollo que le he querido dar a Sanemi en este fic, si al final, creo que todos actuamos algo infantiles o ridículos al encontrarnos con estas situaciones o sentimientos.

Ya me dirán qué les pareció :)

Sobre el próximo cap, está a medio escribir, pero no les voy a mentir, el trabajo está duro estos días, así que me ha costado mucho sentarme a escribir unas cuantas palabras :(

Quiero darles las gracias por su apoyo, me han gustado mucho sus comentarios, me he reído demasiado con todos ellos, y siempre es una gran alegría ver los nuevos votos y ver que nuevas personas comienzan a leer esta pequeña historia.

Se les quiere mucho ♥

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