— Ya sube la señorita Kurenai —me dice Tsunade desde el umbral.
Me afano dando los últimos toques a mi proyecto de arquitectura, una maqueta. He tenido que interrumpir dos sesiones de mensajes con Sasuke para poder terminarlo. No quiero que mi padre vuelva a preocuparse.
El trabajo consistia en diseñar un centro comercial con bares y restaurantes al aire libre, en el estilo que más me gustara. Elegí el art déco porque los edificios parecen volar aunque no se muevan del sitio.
La parte central del complejo es una zona de césped en la que la gente puede sentarse. Está salpicada de bancas enormes que tienen formas raras y un diseño en zigzag de colores vivos, (Planté) palmeras de plástico en miniatura aquí y allá, y ahora estoy colocando en lugares estratégicos personitas minúsculas que acarrean diminutas bolsas del súper; así le doy el vigor de la vida, como diría la señorita Kurenai.
En los dos años que lleva dándome clase, solo la he visto dos veces en persona. Normalmente asisto a todas mis clases por Skype, incluidas las de arquitectura. Esta semana, sin embargo, mi padre hizo una excepción. Creo que todavía se siente culpable por lo de Itachi y Sasuke, aunque ya hace dos semanas de eso. Le dije que no tenía por qué sentirse mal, pero el insistió. Las visitas son algo muy excepcional, porque cualquiera que venga de fuera tiene que someterse a un reconocimiento médico concienzudo. Además, antes de entrar en casa debe descontaminarse, que viene a ser como recibir una ducha de aire huracanado durante casi una hora. Es un rollo venir a verme.
La señorita Kurenai tiene un aspecto dulce. El proceso de descontaminación ha debido de darle frío, porque se está frotando las manos y de vez en cuando se sopla los dedos para calentarlos.
— Hinata — me saluda en tono alegre dando una palmada.
Es mi profesora favorita. Nunca me mira con lástima, y le gusta la arquitectura tanto como a mí. Si pudiera ser algo de mayor, sería arquitecta.
— Hola, señorita Kurenai -esbozo una sonrisa torpe; apenas sé cómo comportarme delante de alguien que no apenas sé como comportarme delante de alguien que no sea Tsunade o mi padre.
— Bien, bien. ¿Qué tenemos aquí? — pregunta, obser vando la maqueta con sus ojitos brillantes.
Coloco mis dos últimos compradores junto a una tienda de juguetes y retrocedo para examinar el conjunto. Élla rodea lentamente la maqueta, sonriendo al ver algunas cosas y frunciendo el ceño al ver otras, pero sin dejar de hacer unos ruiditos parecidos a cloqueos.
— Bueno, Hinata, te has superado a ti misma. ¡Qué cosa tan bonita!
Se endereza y hace ademán de darme una palmadita en el hombro, pero se detiene a tiempo: los visitantes no pueden tocarme. Sacude la cabeza levemente y luego vuelve a inclinarse para contemplar la maqueta.
— Muy bonito, si. Solo hay algún detalle que se podria perfeccionar. Pero antes que nada donde está nuestro astronauta?
Cada vez que construyo una maqueta, hago un astronauta con pasta de modelar y lo escondo en alguna parte, Y todos son diferentes. A este lo vesti con el traje completo, escafandra y botellas de oxigeno incluidas, y lo puse en la barra de un café, frente a un montón de comida: una banana split en miniatura, montones de hot cakes de arándanos, huevos revueltos, pan tostado con mantequilla y mermelada, tocino, malteadas (de fresa, de chocolate y de vainilla), hamburguesas y papas fritas. Me hubiera gustado hacer papas onduladas, pero no me dio tiempo y tuve que conformarme con las normales.
— Ahí esta! — exclama la señorita Kurenai. Observa la escena un momento más, suelta una risita y voltea hacia mí. Sus ojitos, normalmente rojos brillantes, están algo más apagados de lo habitual. Es una maravilla, Hinata. ¿Pero cómo va a comerse toda esa deliciosa comida con el casco puesto?
Algo así imaginesen porfa
Vuelvo a mirar a mi astronauta. Ni siquiera me había pasado por la cabeza que quisiera comerse lo que tiene delante.
Que tal les pereció?
Espero les guste mucho ♥️🤧
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Todo Todo
RomanceHinata , una adolescente enferma, pero imaginativa e inteligente, vive confinada en casa porque si sale de ella podría morir Hinata se enamora de Sasuke, su vecino, aunque los muchachos sólo pueden relacionarse a través de la ventana y enviándose me...