°•☆ Donde Jimin es un típico omega que sólo se dedica a su esposo y a sus hijos.
Pero su sueño de una familia feliz se rompe cuando ve que ha estado luchando por un amor que ha estado roto desde hace mucho, mucho tiempo. ☆•°
ADAPTACIÓN AUTORI...
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-Hueles mucho a alfa.
Jimin enarcó una ceja y se giró hacia su hijo mayor, Jeongsan, que le observaba con el ceño levemente fruncido, sus labios abultados en una señal de disgusto. Jimin sintió su marca vibrar, tan viva en ese instante, anunciando que Jungkook iba de camino a su hogar luego de un largo día de trabajo, y no pudo evitar sonreír por el gusto.
Las cosas estaban bien. Muy bien. Jimin era muy feliz cuando las cosas iban así, a pesar de que hubiera muchos temas por solucionar.
-Por supuesto -respondió Jimin, friendo las verduras en la sartén-, tu papá es un alfa.
Jeongsan hizo un mohin más marcado.
-No me gusta que huelas así -replicó San- prefiero tus feromonas maternas. Jisung y Yejun no te lo dirán, pero ellos igual las prefieren. No nos gusta tu nuevo olor.
Jimin suspiró, sabiendo que Jeongsan tenía razón con el tema de sus otros dos hijos. Yejun ahora lo abrazaba y frotaba su cabecita contra su cuello desesperado por sentir sus feromonas dulces y que le calmaban para dormir, como si tuviera cinco años. En especial desde que le dijeron que no tuvieron resultados positivos en esa desastrosa cena con la familia Lee.
-Ustedes son mis cachorros -dijo Jimin, sacudiendo su cabeza-, pero tu papá es mi alfa Jeongsan, ¿qué se supone que debo hacer? -le miró de reojo, afectado-. Toda mi vida me han enseñado que mi alfa siempre va primero. ¿No te lo enseñan a ti también, Sanie?
-Pero no es justo -respondió Jeongsan-, no... ¡no es justo que debas hacer tantas cosas por papá y él no hace nada por ti!
Jimin permaneció quieto, observando a su hijo con sus ojos completamente abiertos. Jungkook, que acababa de llegar y entrar a la cocina, observó a Jeongsan también atónito.
-Jeongsan -llamó él.
El muchacho se sobresaltó, girándose, el color pintando sus mejillas. Sin embargo, cuando Jungkook hizo el amago de tocarlo, Jeongsan endureció su mirada
-No me toques -espetó, enfurecido-, me da vergüenza que seas mi papá.
Sin añadir más, salió de la cocina a paso enojado sin voltearse hacia atrás. Jungkook pestañeó, volviendo su mirada hacia Jimin, que volvió su atención a la cena que preparaba al olisquear el ligero olor a quemado.
-No lo dice en serio -dijo Jimin, su voz temblando.
-Claro que lo dice en serio -Jungkook suspiró, caminando hacia él, abrazándolo por la cintura y dejando un beso sobre su cuello, encima de su marca-. ¿Te he hecho feliz, bebé?
Jimin apagó el fuego de la cocina para que la comida no se quemara girándose para abrazar a Jungkook de vuelta, tratando de concentrarse en su aroma. En su presencia
