Una piedra que siente y hace sentir

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Estaba en la cocina terminando de hacer unos wafles para todos aún con muchas cosas en la cabeza. ¿Dónde se metió Shouta?, de haberse ido me habría avisado, pero no lo encontré en la habitación, y además está la reacción de Mati, tendría que castigarlo, pero, ¿Qué castigo le das a un chico que vive literalmente encerrado en su habitación, que no le gustan los aparatos electrónicos y solo usa el celular para llamarme, y que no tiene amigos aquí? Es decir, no puedo quitarle algún juego, porque se la pasa leyendo, ni prohibirle las salidas, porque nunca sale.

Unas manos que rodeaban mi cintura me sacaron de mis pensamientos. Eran las manos de Matías. Quise darme la vuelta para verlo mejor, pero me abrazaba tan fuerte que no me podía mover, tenía la cara enterrada en mi espalda.

-Perdón- susurró muy débil- no quería hacer que te sintieras mal. Pero veo que no me salió- yo solo suspiré cansada.

-Está bien, yo estoy bien.

-No, no está bien, tú no estás bien- me interrumpió- escuche lo que le dijiste al tipo ese anoche- eso me sorprendió, yo no estaba muy atenta a mi alrededor, pero Shouta dijo que podíamos hablar solos.

-¿No estabas dormido anoche? -sentí como negaba con la cabeza.

-Estaba junto a la barandilla de las escaleras, lo escuche todo. Y sé que me has dicho que no debo escuchar conversaciones ajenas, pero, luego de que llegaras herida el otro día y volvieras hoy con ese hombre, como la última vez- tomó aire- pensé que otra vez estabas herida, y me quise asomar, pero seguía muy enojado como para contestarte, y luego se pusieron a hablar.

-¿Y lo de esta mañana que fue? Alguien arrepentido no habría echo eso. Te amo, pero esta vez te excediste demasiado.

-Perdón, ya te dije que lo siento.

-No se trata de palabras Mati- mi voz se suavizo- se trata de acciones. Tú me hiciste firmar un pacto de hermanos grabándolo en mi piel, y mira nada más lo que hiciste. De por sí ya habías sido grosero con nosotros.

-Lo sé, pero entiéndeme, solo no quiero perderte.

-Te entiendo, porque yo también trato de protegerte desde aquel maldito día Matías, pero entiéndeme tú a mí, no me lo dejas fácil- tomé aire en un breve momento de silencio sin dejar de ver la barra- Sé lo que quieres hacer, sé que quieres cansarme para que renuncie a todo eso, pero es egoísta de tu parte, sobre todo sabiendo que me gusta lo que hago, y que eso que hago lo hago para que tú estés bien y no tengas que salir a trabajar o arriesgarte por algo de comida. No quiero que tengas que pasar por lo que yo pasé.

-Perdón. No sé qué más hacer para que me perdones-aflojó su agarre a mis espaldas.

-Pues yo sí- me giré para verlo y lo tomé por las mejillas- Para empezar, ve y pídele perdón a Aizawa por todo lo que has hecho en contra suya y estando él presente. Luego vas limpiar toda la casa como castigo por lo de esta mañana, y vas a lavar tu ropa a mano para que aprendas a no malgastar agua en esas bromitas tuyas- ¿No me estoy pasando?

-Hecho.

-Este fin de semana voy a salir con unos compañeros de trabajo, entre ellos el hombre al que golpeaste la otra vez, también le vas a pedir disculpas- asintió con la cabeza- y otra cosa- me giré a la barra y tomé un plato para pasárselo, luego tomé los otros dos- mañana voy a acompañar a Shouta y a nuestros alumnos a la estación del tren, luego de eso voy a venir por ti, te quiero vestido y arreglado porque conseguí que te aceptaran en una escuela aquí cerca.

Dejé los platos en la mesa y volteé a verlo, estaba feliz por ir a la escuela, se le notaba, eso me hiso sonreír también.

-Saca las cosas para poner sobre los wafles- asintió y se dio media vuelta, yo me acerqué a la entrada de la cocina- ya está el desayuno.

Shouta estaba recargado en la pared, seguro escuchó todo, pero no me importa, igual, ya nos arreglamos y hasta escuchó mis penas anoche.

Se sorprendió al verme.

-Perdona, no quería escuchar.

-Está bien, hablaron ¿cierto? -evito mi mirada, sabe que no estaba segura con respecto a eso- gracias- sonreí- hace mucho no me daba un abrazo.

-Por ti lo que sea- tomó mi mejilla y me besó, yo solo me dejé llevar.

-Oigan, se enfría el desayuno- me separé de él y miré a mi hermano con una ceja alzada.

-¿No tienes algo que decir?

-Perdón- susurró con los cachetes inflados.

-No te escuché y me parece que él tampoco.

-Perdón- habló ya más fuerte- ahora vamos a comer, muero de hambre.

Sonreí y me metí a la cocina seguida de Shouta, comimos en la barra en silencio y luego acompañé a Aizawa a su casa, iba a pasar por la escuela en la que inscribí a mi hermano de regreso para recoger su uniforme y algunas cosas que va a necesitar.

-Lo que le dijiste a tu hermano, sobre trabajar. ¿A qué te referías? -lo miré- está bien si no quieres contestar, después de todo yo no debí entrometerme.

-No, está bien, y ya te dije que agradezco que te hayas entrometido- regresé la mirada al frente- cuando mis padres murieron, aún éramos muy jóvenes y, aunque nos habían dejado dinero para vivir sin preocuparnos por un buen tiempo, yo pensé que sería mejor ganar más dinero, sobre todo porque la mayor parte de ese dinero se fue en gastos médicos.

-Ya veo. No te preocupes más, ya no te va a dar problemas.

-¿Qué le dijiste? -se sonrojó al momento. Fue un gesto extremadamente leve, pero me alegra darme cuenta de esos pequeños detalles.

-Pues- se llevó una mano a la nuca- hablamos sobre varias cosas. No me acuerdo muy bien.

-¿Seguro?

-Seguro, ¿paso por ti mañana?

-No, mejor veámonos en la academia, pedí permiso a Nezu para que nos prestaran un autobús, les voy a dar sus boletos de tren de camino a la estación.

-Bien, adiós.

-Adiós.

Ahora parece que mi relación con él es algo extraña, en momentos es como si fuese una adolescente enamorada, con los cachetes rojos y las mariposas en el estómago, pero también me siento como si no lo conociera a ratos, como si fuéramos completos desconocidos, aunque creo que eso fue mi culpa, por pedirle que nos mantuviéramos como compañeros de trabajo nada más.

Pero ni yo misma me entiendo, no lo quiero cerca, pero anoche no quería que se fuera de mi lado, y cuando supe que habló con Mati, se me derretía el corazón; sin embargo, cuando voy con sus chicos para darles clase práctica de combate, trato de evitarlo y me concentro más en ellos.

Hace unos días las chicas de Shouta se habían acercado a mi diciéndome que era una gran maestra y que no eran las únicas que pensaban eso, al parecer durante una de las siestas de Shouta en clases se puso a hablar dormido y estaba diciendo mi nombre, según ellas él decía algo sobre mí y mis habilidades, pero no pudieron acercase mucho porque luego de eso el timbre sonó despertándolo y no querían que las viera viéndolo mientras dormía.

Quisiera poder comprenderme y comprenderlo, pero ahora tengo que concentrarme en Mati, su escuela y mi trabajo. No tengo tiempo para eso ¿no?

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¿Cómo les parece esta faceta de Shouta? Un tanto más paternal, entre en conflicto con esto porque como todos sabemos él tiene una manera "especial" de querer, pero igual quería mostrarlo un poco más cariñoso, esforzándose al máximo por ustedes.

Así que si les gustó por favor no se olviden de votar y seguirme en redes :D.

-Alex.

Agradecido con el villano (Aizawa Shouta X Reader) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora