Capítulo 23

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Estacioné la camioneta fuera de la casa de Haneul, como si el mundo dependiera de ello, salí disparada de la camioneta hasta la casa de Haneul y tocar de forma desesperada la puerta.

Literalmente mi vida y felicidad estaba en un alto riesgo de morir si no es atendido a tiempo.

-¡Está abierto! -oí el llanto de Haneul retumbar en la puerta y en la ventana del piso de arriba. Sin quedarme a analizar siquiera, entré de forma brusca y rápida empujando la puerta principal de la casa para rápidamente subir los escalones elegantes que decoraban aquella casa.

Habían tres puertas, todas siendo habitaciones, pero no me compliqué al saber qué cuarto era ya que vi salir la luz de la tercera puerta, la casa estaba oscura, por lo que esa sencillez facilitaba mi búsqueda.

Sin más rodeos entré a la tercera puerta y vi a Haneul hablándole a Jungkook en un intento de que pueda responderle.

-¡Jungkook, respóndeme, por favor! -Haneul con grandes cantidades de lágrimas resbalando por sus rosadas mejillas, le gritaba a Jungkook con el intento de que pudiera oírlo.

-¿Llamaste a la ambulancia? -llegué al otro lado de la cama de forma desesperada por ayudar a Jungkook.

-¡Sí, se supone que ya no tarda! -sorbió su nariz de forma algo brusca. -Tú estudias medicina, dime qué hago. -habló desesperada y sin dejar de llorar.

-Tráeme azúcar, agua y refresco. -hablé casi inaudible, pero logró entenderme qué quería y bajó de manera rápida las escaleras para oír que llegó a la cocina y sacaba cosas que le pedía.

Jungkook tenía la mirada perdida, con sus dedos hacía gestos de contar algo, y efectivamente, contaba los libros de un estante. Necesitaba la azúcar inmediatamente.

-Amor, ¿puedes oírme? -hablé, pero terminé siendo ignorada y viendo una y otra vez cómo Jungkook volvía a contar los libros del estante. -Dime algo, por favor... -sin respuesta nuevamente.

Observé que él seguía aferrado a la cobija, y no tenía ropa puesta más que unos bóxers, la ambulancia no debía de tardar, así que no perdí tiempo y tomé ropa que estaba colgada de una silla.

Me acerqué con la intención de quitarle la cobija, pero él frunció el ceño y se aferró a la cobija.

-Jungkook, necesito ponerte ropa. -Volví a tratar de quitársela, pero él seguía aferrada a la cobija.

-Ha In, déjame. -me dijo de repente con algo de seriedad, y se escuchaba su voz suelta, como si de un borracho se tratara.

Volvió a lo suyo, en ponerse a contar los libros nuevamente.

-Aquí están las cosas. -oí a Haneul decirme, no dudé ni poco en arrebatarle las cosas. La azúcar estaba en un bote grande, tomé el vaso gigante de agua y empecé a mezclarle azúcar dentro de ella.

Terminé de combinar ambas sustancias para acercarme a Jungkook y poder ofrecerle el agua con azúcar.

-Tómalo, Jungkook. -hablé suave y con un leve tono cariñoso, podría él haberme tratado mal, pero no es el momento para hacerle lo mismo.

Jungkook apretó sus labios y movía su rostro de un lado a otro para evitar ingerir el líquido con pequeños cristales dulces.

-No quiero. -Jungkook dijo intentando apartarse de mí agarre.

-Jungkook, hazlo, te va a mejorar. -

-¡No quiero, Ha In! -empujó con sus manos de forma brusca el vaso con agua y azúcar haciendo que cayera mojando la cama y el suelo. Agradezco que el vaso fuera de plástico.

Acuné el rostro de Jungkook con mis brazos para un mejor agarre y con las fuerzas que tenía, abrí ambas mandíbulas.

-Haneul, pásame la azúcar. -hablé desesperada.

Ella rápidamente me arrimó el bote de azúcar, yo de mi parte, con mi mano empecé a agarrar de a puño azúcar y la introducía en su boca tratando de llegar lo más posible a la garganta para que la tragara a fuerzas. Jungkook se retorcía cual gusano para tratar de escapar de mi agarre. Sus intentos eran en vano.

Sentí una punzada en mi mano con la que ayudaba a meterle azúcar a Jungkook.

Jungkook me mordió.

Me quejé e inmediatamente saqué mi mano de su boca, luego fui a observar mi mano. Mi dedo pulgar sangraba por la acción que me hizo Jungkook.

Haneul me miró asustada y vino a mi lado.

-¿Te lastimó fuerte? -preguntó preocupada al ver mi mano.

-No, tranquila. -hablé.

Miré a Jungkook y él trataba de limpiarse sus labios llenos de azúcar.

-¿Qué hacemos, Ha In? -habló algo desesperada y aún con lágrimas en su rostro.

La última opción era el refresco, pero el problema sería dárselo. No aceptó siquiera el agua.

Me quedé pensando...

¿De qué otra forma podría meterle azúcar?

Deambulaba una respuesta en el bosque de mi cerebro...

¡Bingo!

-Pásame las jeringas de Jungkook. -hablé mientras abría la botella de refresco.

Haneul inmediatamente fue al cajón que estaba al lado de la cama de Jungkook y dentro de él sacó una caja con jeringas.

Me tendió una sin tapa, con la aguja lista para usar.

Metí la aguja dentro de la botella del refresco y tiré del gatillo para poder llenar el pequeño bote transparente con ese líquido gaseoso.

Volví a agarrar a Jungkook de la misma forma que antes y sin cuidado alguno de que no le doliera, le inyecté el refresco bajo su labio.

Jungkook seguía forcejeando contra mí, pero gracias a Haneul pudimos mantenerlo firme.

Perdí la cuenta de cuántas veces lo inyecté con refresco.

Se escucharon los golpes de la puerta. Le di la seña a Haneul que fuera abrir y ella bajó rápidamente.

Jungkook dejó de forcejear contra mí. Parece que la azúcar que le ingerimos lo ayudó a controlarse un poco.

No tardó nada para que subieran rápidamente los paramédicos.

-¿Qué pasó? -me preguntó uno de ellos mientras me alejaba de Jungkook.

-Tiene diabetes. Le dio una baja de azúcar. -hablé con la voz entre cortada.

-Joven, ¿puede oírme? -habló el paramédico mientras revisaba los ojos de Jungkook. Él no respondió. -¿Puede decirme su nombre? -sin respuesta nuevamente.

-Haneul y yo salimos del cuarto para darle espacio a los paramédicos.

🦋

Miré cómo los paramédicos sacaban en una camilla a Jungkook. Jungkook parecía ir dormido.

Me dolía bastante verlo así.

Ellos lo subieron a la ambulancia, junto con nosotras dos: Haneul y yo.

Observé a Jungkook y tomé su mano entre las mías.

-¿No comió a noche? - pregunté.

-Llegó desesperado y molesto. Inmediatamente después de llegar de la fiesta, se subió y de ahí no supe nada hasta que escuché sonidos raros en el cuarto, que era él tratando de articular una palabra. Fue entonces cuando te llamé. -habló ella. -Lo lamento, todo esto es mi culpa. -dijo cabizbaja.

-No, tranquila. No tuviste la culpa en nada. -traté de calmarla.

Los paramédicos nos pidieron los datos de Jungkook.

[You'll Be In My Heart] JJK;;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora