Noticias difíciles

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Tony Stark era un reconocido alfa pryme multimillonario, playboy, filántropo y genio de treinta años que conducía la dirección de las grandiosa Stark Industries, en Nueva York.

Era un hombre reconocido por sus inventos y más aun, por llenar de luz a toda su torre con solo un reactor. Su proyecto de energía limpia era conocido a nivel mundial, lo cual le llevaba a ir a muchas reuniones y consejos a través del mundo para poder enfatizar esto.

A pesar de ser quien era y de lo que lo había logrado, los de la directiva aun le veían un poco mal, ya que siendo todo un alfa no tenía omega y además de eso, tenía un hijo de 14 años, estando soltero.

Ese día, Tony se encontraba en su oficina revisando unos documentos junto a su secretaria y mano derecha, Virginia Potts. Una bella beta pelirroja que era la única en mantener a ese rebelde alfa a raya;

-bien, ya casi acabamos Tony. - dijo la mujer con una sonrisa cuando el moreno suspiró -Solo un par de firmas más, una reunión y eres libre de irte

-quiero irme ya, Pepper- dijo el castaño mientras se estiraba para volver a firmar

-aguanta solo unas horas más y juro que no te molestare y te dejare libre

-bien- soltó con cansancio cuando la puerta de la oficina se abrió y por ella entró un hombre alto de cabello canoso y fuerte dominancia;

-Anthony- dijo con una enorme sonrisa mientras agitaba una carpeta que tenía en la mano

-Howard- respondió este en voz baja entregándole su ultimo papel a Pepper

-hola, Virginia, - sonrió el hombre cuando ella le devolvió la sonrisa -te robare a Tony por un rato ¿está bien?

-claro, ya terminamos así que iré a hacer una diligencia- respondió la mujer saliendo del lugar llevando las carpetas y dirigiéndole una sonrisa encubierta al alfa mayor.

Ambos alfas quedaron en silencio por unos segundos. Howard se acercó al escritorio del otro y dejó la carpeta que traía en sus manos, sentándose en la silla que estaba frente a él;

-Tony, hay algo de lo que debemos hablar. - comenzó a decir con calma viendo como el otro levantaba la cabeza y asentía para que continuara -Primero... ¿Cómo esta Peter?

-muy bien. Dentro de tres meses tiene un concurso a nivel nacional... obviamente ganara

-eso es obvio, es tan inteligente como tú. - el otro sonrió socarronamente -Bien, necesito decirte algo muy importante Tony y quiero que te mantengas en silencio hasta que acabe de hablar

-¿Qué es lo que pasa? Me estas asustando

-es... sobre tu futuro- exclamó el mayor mirando a su hijo con seriedad.

. . .

Steve era un omega de 24 años, un chico humilde que vivía en una casa en Tennessee junto a sus dos amigos James y Sam.

Los tres vivían en la antigua casa del rubio mientras que este cuidaba del enorme vivero que pertenecía a su familia, el cual les ayudaba con los gastos. Su vida era bastante tranquila y eso realmente lo hacía feliz, sin importar las cosas que se decían sobre él en el pueblo.

Ese día, Steve estaba en el vivero cantando al son de la radio mientras regaba los narcisos, cuando escuchó un auto estacionar en la parte de afuera de su casa. El chico detuvo su trabajo, se limpió el sudor con un pañuelo y comenzó a acercarse a la puerta del lugar escuchando un par de pasos corriendo hacia él;

- ¡tío Steve! - gritó un niño de cabello castaño oscuro seguido de un niña un poco más pequeña muy parecida a él

- ¡tío Steve! - exclamó la niña cuando el mencionado se agachó y les sonrió de oreja a oreja

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