🍦6 - Cold.

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La mañana se sentía fría, incluso dentro de su habitación y rodeado de mantas. Pero, de nuevo, el frío que Jimin experimentaba nada tenía que ver con el clima.

No se suponía que fuera así, era un celo. Calor sofocante era lo que debería experimentar, no esta especie de frío en la sangre que lo hacía lento y entumecido.

Un omega en celo era todo fuego, y Jimin ahora mismo era un poco mas que un bloque de hielo.

No podría asegurarlo, pero el dolor en sus piernas era testigo que llevaba demasiadas horas en aquella posición, completamente encogido sobre el nido. Por algún motivo, su omega solo quería hacerse bolita y permanecer quieto. Quieto, tan quieto que Jimin no recuerda la ultima vez que se movió. Tampoco sabe cuantos días han pasado, o si es de día o de noche, o si su celo terminó o no.

Sólo se queda tranquilo y espera que acabe.

[[...]]

Cuando su conciencia vuelve está sobre su cama, cubierto de mantas y con un agradable calor rodeándole. El aroma de su padre omega está cerca, pero aún no puede ubicarse. El ruido bajo le hace saber que tiene un nebulizador cerca de su rostro, lo que debería hacerle respirar mejor pero no parece funcionar.

Se siente asfixiado, como si un enorme peso se asentara sobre su tórax y presionara fuerte. No puede respira bien, y es aún mas complejo que ni siquiera pueda abrir la boca para pedir la ayuda que necesita. No tiene la fuerza necesaria para abrir sus ojos tampoco, pero si los siente humedecerse.

Hay una mano sobre su frente y la voz de su padre diciendo algo sobre la fiebre. Ah, tiene fiebre. Eso podría explicar el frío que sigue sintiendo a pesar de las mantas.

El calor de la habitación se eleva, y puede sentir el sudor corriendo por su cuello, pero su pecho sigue igual de apretado y su sangre se sigue moviendo lento bajo su piel, casi de manera dolorosa.

Aún siente que no puede respirar con normalidad, pero su cuerpo se observa apacible y tranquilo sobre la cama. Como si durmiera tranquilamente.

Sus padres, simplemente, no lo podrán ayudar.

•[❄]•

—Han pasado cuatro días, Yoongi. ¿Por qué aún no vas?

Su madre estaba parada en la puerta, recostada al marco pero sin poner un pie dentro. Incluso si era su madre las hormonas alfas que él estaba segregando la espantarían. Su lobo estaba tan de malas que había puesto una especie de prohibición sobre todo lo que consideraba suyo, hasta las cosas mas ridículas, y las había traído a su habitación. Todo nadaba en el mas fuerte y potente aroma a alfa y nadie, ni sus padres, había querido acercarse lo suficiente a él.

Los compañeros de clase huían de él, incluso Hoseok y JungKook. Y los omegas le miraban espantados porque nunca le habían visto así.

Bueno, esta era su versión sin Jimin. Valla sorpresa. Nadie esperaba que el tranquilo y bohemio alfa se transformara en esto.

Carajo, ni él mismo lo esperaba.

Eso no era él. El Yoongi normal no gruñiría a los profesores, ni miraría mal a los omegas que se le acercaran o a sus propios jodidos amigos.

El Yoongi normal era tranquilo, relajado. Siempre demasiado casado hasta para discutir con alguien. Y, por sobre todo, encantador con todos, incluso con los que no se merecían ni sus "buenos días".

Pero ahora, dios, Yoongi no podría reconocerse.

—No voy a ir. —aspetó.

JiSoo suspiró cansada.

He's Mine 🍦 YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora