Natasha shevchenko de 26 años y Laura shevchenko de 25 años dos hermanas con un duro pasado , se mudan a Los Santos. Las hermanas estudiaron ingeniería mecánica llegando a ser profesionales. Natasha (tu) es la herman mayo teniendo un año más tiene e...
Me desperté con una sonrisa. Hoy haríamos un atraco a una joyería, pero no sería solo una huida, sino un tiroteo. Desperté a mi hermana, nos duchamos y nos vestimos para la ocasión.
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(tu eres la de el pelo oscuro)
Terminamos de cambiarnos, cogimos nuestras SMG y nos dirigimos al coche para ir a la joyería. Al llegar, entramos y empezamos a esperar a la policía. En un momento, escuchamos ruido. Cuando nos asomamos, vimos cómo unos hombres entraban. Por la vestimenta, diría que eran una mafia. Tengo miedo, pero si te digo la verdad, no.
—Helsinki, ven, anda —le grité, cogí mi arma con más fuerza y nos pusimos delante de la mafia, echándonos miradas desafiantes.
—¿Quiénes sois? —preguntó una persona con acento mexicano.
—Pues somos... —mi hermana y yo nos miramos—. Ginebra y Helsinki —nos presentamos.
—Vamos, ¿que unas señoritas de porcelana hacen un atraco? —dijo uno con acento chino.
—Primero, no somos de porcelana. Y segundo, ten cuidado con lo que dices —dije desafiante.
—O sea, ¿que estás retando a una mafia? —dijo otra persona—. Estoy seguro de que están asustados —dijo, acercándose. Yo, con un rápido movimiento, saqué un cuchillo de mi bota y lo puse como rehén, con el cuchillo en su garganta.
—¿Ahora qué? —pregunté sin soltar al chico de la gorra. Ellos se miraron entre sí.
—Hacemos un trato, después nos reunimos y repartimos todo —dijo otro con rastas rubias.
—Aceptamos —dijo Helsinki.
Llegó la policía y comenzó el tiroteo. Nosotras abatimos a la mitad, dejando boquiabiertos a los de la mafia. Salimos de la joyería, nos montamos en el coche y fuimos al sitio acordado. Al llegar, esperamos a que vinieran. Después de un tiempo, aparecieron.
—Llegáis tarde —dije, haciendo como si estuviera enfadada.
—Perdón —dijo uno con gorro de pescador—. Vosotras sois las que han hecho el atraco con los chicos, y tú —dijo señalándome—, eres la que ha cogido a Culebra de rehén.
Asentí.
—No sé quiénes sois, solo sé vuestros apodos, pero sé que habéis tenido la valentía de enfrentar a una de las mafias más potentes de la ciudad.
Después de la conversación, repartimos el dinero y las joyas, y cada uno se fue por su camino. Nosotras fuimos al concesionario para comprar dos Mustang. Luego volvimos a casa, estuvimos haciendo el tonto y buscando el valor de las joyas.
POV La Unión
Estaban pensando que podrían ser las chicas del atraco. Si supieran quiénes podrían ser, les dirían para que se unieran a la mafia, ya que nadie nunca se ha osado a desafiar al sistema, y mucho menos dos chicas.
—Hombre, si supiéramos las identidades, podríamos meterlas en la mafia —dijo Nadando.
—Sí, pero no sabemos las identidades.
—Yo me acojoné cuando Ginebra me cogió como rehén —dijo Culebra.
—No, si creo que todos estábamos un poco asustados —dijo Cebralín.
Estuvieron un rato hablando sobre el tema y pensando.
Después de contar las joyas, me fui a dormir. Mañana era lunes, día de trabajo.