XXII

237 17 1
                                    

Veo a Riccardo sentado solo, en una de las mesas del patio trasero. Así que aprovechando que mis amigos no se donde están y me acerco a él por detrás, le doy un pequeño susto pasando mi mano por sus hombros antes de coger un sitio a su lado.

-Hola bonito- Le digo, apoyando mi cabeza encima de mi mano. Mirándole directamente a él.

-¿Que haces aquí? -Inquiere mirando hacia los lados de forma disimulada.

Me siento como un indio y decido burlarme un poco de él- ¿Dices aquí en el instituto?

Niega con la cabeza- No, me refiero aquí, hablando con migo a solas, sin nada con que excusarte.

Me encojo de hombros- No se de que me hablas capitán, yo creía que necesitabas ayuda en matemáticas. Pero si no necesitas ayuda puedo irme ya mismo.

Hago el amago de levantarme, pero este pone su mano en mi cadera volviendo a tirar de mi para que no me mueva ni un centímetro- Eso ha sido atrevido capitán- Le regaño un poco fingiendo desaprobación en la mirada.

-Atrevido es lo que te quiero hacer esta noche- Musita para que las personas que están pasando no puedan escucharle, y quita su mano de mi volviéndola a colocar encima de la mesa.

Me sonrojo un poco y esbozo una sonrisa divertida- Esta noche me voy a poner el piercing de la lengua, tu terminas el puzzle bonito.

Su respiración se hace pesada y el deseo se enciende en sus ojos.

En el instante en que el iba a añadir algo, aparece el hermano de Otto- Me he enamorado de ti- Suelta rápido.

Mi cara ni siquiera expresa algo, sin embargo mi voz es distante y fría- Gracias.

Veo a las gerentes del equipo de futbol venir hacia nosotros y me levanto rápido del banco- Nos vemos bonitos.

[...]

Artemis: ¿Volvemos a vernos hoy?

Yo: Tengo asuntos importantes que hacer

Artemis: ¿Más que un buen polvo?

Yo: Mis asuntos son una muy buena follada, gracias por interesarte

Artemis: Niña mala

[...]

Sonrío y paso por su abdomen besando y lamiendo en cada cuadrado que forman sus abdominales, su respiración se agita, y me toma suave de la cabeza. Llego hasta el borde de sus calzoncillos y clavo mis dedos mirándole, él se reincorpora, apoyándose en sus antebrazos, anhelando lo que está a punto de pasar.

Agarro también su elastica ropa interior junto con el short, y bajo lento dejando expuesto ante mi su endurecido miembro.

Saco mi lengua con el piercing colocado, recorriendo todo su miembro de manera placentera para el. Quiero que disfrute, y ser yo quien le haga volver loco.

-Carina -Gruñe y se retuerce debajo de mi. Sonrío victoriosa y repito la acción, solo que esta vez al llegar al glande le engullo con mi boca metiendo tanto como soy capaz, el aprieta su agarre en mi pelo, y hago un vaivén que respeta, y sus gloriosos gemidos bajos y roncos endulzan mi oído.

Su pecho sube y baja debido a la agitada respiración, su tersa piel refleja su sudor, y sus ojos color vino a penas se vean claros. Su cabello se pega de las puntas a su frente, húmedo y sus labios están rojos e hinchados. Sus manos están decoradas con sexys venas saltadas.

Se que está a punto de terminar cuando lo siento retorcerse, ahueco las mejillas y empiezo a moverme más rápido, tragando todo de él. Su agarre empieza a marcar el vaivén que estoy haciendo casi consiguiendo que me ahogue, pero no me importa, lo estoy disfrutando demasiado. Con una de mis manos empiezo a jugar con sus bolas.

Al instante siento un tirón en mi pelo, aún que intenta separarme de él, acaba en mi boca. Siento el sabor amargo recorrerme la garganta, y me separo de el escuchando un "pop". Me estiro de costado a su lado, justo como él- Dios, Carina- Dice, regulando su respiración.

-Lo sé, mi boca hace milagros bonito.

- Es mi turno ahora de hacerte ver el cielo- Este pone una de sus manos en mi hombro, y se pone de cuclillas, abriéndome las piernas. El levanta su mirada hacia mi y se relames los labios.

Yo miro el techo nerviosa, siendo consciente de lo que va a pasar. En el momento en que su lengua hace contacto en el lugar en medio de mis piernas, arqueo mi espalda, un gemido saliendo de mis labios -Oh Dios- Me agarro de las sabanas con los puños, las nuevas sensaciones invadiendo, ahogándome en placer.

Nunca nada se ha sentido tan bien. Riccardo se vuelve más agresivo con su lengua moviéndola de arriba a abajo y luego en círculos y yo siento que ya no puedo más- Me pone oírte gemir.

Me estremezco y él sigue su tortura hasta que siento que mi cuerpo va a explotar -Nene- Jadeo, sin fuerzas.

El orgasmo que me arrastra no tiene precedentes, aequo mi espalda, mis manos van a su pelo para separarlo de ahí, pero se resiste tragándose todo de mi, todo se vuelve muy sensible. Mis piernas tiemblan, mi respiración es inconstante y acelerada.

SMS [Riccardo Di Rigo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora