Unos golpes en la puerta me hicieron levantarme de golpe de la cama y como quien estaba golpeando lo hacía como si su vida dependiera de ello, salí casi corriendo a la puerta y me tropecé con un tenis que deje tirada en media sala cuando llegue. Caí de espaldas sobre el otro tenis... ¿En serio? , ahora la espalda...
Me levante maldiciendo y sobándome la espalda, me acerque a la puerta. Al abrirla alguien se abalanza sobre mí y casi caigo al suelo.
Otra vez. ¡Te estas ganado una orden de restricción, maldito!
-Oh por dios, al fin te encontré- Conozco esa voz. Me separe de golpe y las lágrimas no tardaron en empañar mi vista y pude ver que en los de ella también.
-Te extrañe tanto- Logre articular apretando nuestro agarre.
-Lo sé- Sonreí, extrañe su humor -Yo también... mucho, Mandí.
Estuvimos así unos 5 minutos, que para mí fueron segundos, y al separarnos Charlie tenía lágrimas cayendo por sus mejillas pero con una enorme sonrisa en su rostro, igual que yo. La observe por unos segundos. Es la misma Charlie solo que más bronceada y con el pelo ¿azul?
Tome un mechón entre mis dedos y la mire con el ceño fruncido.
Ella odia teñirse el pelo, siempre dice que es mejor estar al natural, sin mascaras que cubran nuestro verdadero ser.
Si ella es muy cursi cuando está inspirada.
-¿Azul?- Pregunte. Su sonrisa se borró y bajo la mirada -¿Qué pasa?- Levanto la mirada y me dio una sonrisa, falsa claramente.
-Nada... luego te explico- Asentí, sabiendo perfectamente que mentía, pero no quería presionarla. Frunció el ceño -¿Qué carajos te paso en la nariz?- Bufe recordando la escena de ayer.
-Nada grave- Le dije haciendo una mueca para que no se preocupara. Asintió no muy convencida de mis palabras, pero sabía que luego le diría -¿Quieres pasar?- Dije asiéndome a un lado para que siguiera.
Acepto y cuando estaba a punto de cerrar la puerta, la del frente se abrió y de esta salía Chris. Estaba despeinado y usaba una pantaloneta hasta las rodillas y sin camisa.
Oh Santo Cristo de los Dioses
¿Cómo se logra tener ese cuerpo en el mundo real?
Fui subiendo mi mirada, deleitándome con cada pequeño detalle de este dios griego, hasta que llegue a su cara y me di cuenta que me dedicaba una mirada egocéntrica y una sonrisa burlona.
Ya había dicho que no soy muy fácil de sonrojarme ¿verdad? Solo quería verificar.
También me fije en su nariz que todavía estaba roja e hinchada, la mía debería estar igual, pero burlarme de él no cuesta nada.
-Linda nariz- Dije con sarcásmo puro. Cambio su rostro por uno serio y me fulminaba con la mirada.
Le dedique una última sonrisa burlona, le guiñe un ojo y cerré la puerta antes de que me devolviera la burla.
Punto para la morena.
-¿Con quién hablas?- La voz de mi mejor amiga me trajo mi celebración mental y me percaté de que estaba a mi lado y me miraba curiosa.
-Con el vecino- Asintió y reboleo sus oscuras cejas -Es un estúpido ególatra- Dije rodando los ojos.
-¿Ególatra?- Asentí -Es decir: un dios griego a la vista- Volvió a rebolear sus cejas y yo bufe -Tengo razón ¿verdad?- Me dio un pequeño empujón. La mire, estaba esperando una respuesta. Suspire y me di por vencida.
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Protección de testigos.
AcakUn aclaramiento de garganta me trajo de vuelta de mis pensamientos, y me di cuenta de que los policías ya estaban frente a mi. -Joven, ¿usted fue testigo del asesinato?- Preguntó el que, según su placa, era apellido Cardenas. -Si, ¿porque?- Contesté...