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Gilbert

Dicen que hay un duelo después de que muere una persona, sinceramente antes me daba escalofríos el tan solo escuchar la palabra. Con el tiempo me di cuenta que la muerte tiene diferentes caras, reacciones y sentimientos. Las personas pasan por diferentes procesos, en el que pierden el control, desatan tristeza y enojo, muchas veces había visto a las personas culpándose por no valorar los momentos en vida, y la respuesta a esto es que algunas personas evitan hablar del tema por el miedo a lo que inevitablemente pasará.

El ser humano puede ser alguien frágil, alguien frágil por las cosas que le acontecen o por las personas que los rodea. Mi madre solía decir que las personas necesitan ser entendidas y escuchadas. La verdad es que yo nunca comprendí eso hasta que conocí a Álvaro, llegó ese alguien que dio un giro completo, con ese ser humano podía ser yo mismo, hacer los chistes que tanta pena me daban contar por lo ridículos que eran, sin embargo, siempre se reía de ellos, y también se interesaba por la música que escuchaba.

Todo comenzó hace 8 años en el Instituto, tenía 15 años cuando entré a mi primer año de Preparatoria, toda mi vida viví en Sídney, pero mi mamá tuvo problemas y mi papá decidió que lo mejor era que estuviera con él aquí en México. Ellos se separaron cuando tenía apenas 6 años, y no es que tenga muchos recuerdos de ellos juntos, así que no me afecto tanto cuando pasó.

Ah y olvidé mencionarlo, tengo una hermana, se llama Veronica y solo es 2 años menor que yo, la verdad es que ella fue la que siempre estuvo conmigo y me impulsó a seguir.

Recuerdo mi primer día como si hubiese sido ayer, aunque al principio no todo iba bien, todo mejoró cuando lo conocí...

Yo no me destacaba por ser un chico responsable ni puntual, pero ese día me levanté temprano y fui con mi hermana.  Ella iniciaba su segundo año de secundaria, pero estudiábamos en la misma escuela. Al llegar intenté hacer amigos, pero no tuve suerte.

En ese entonces yo ya era muy alto, con el tono de piel muy clara, ojos verdes y cabello negro, además,  mi forma de hablar era un poco extraña, debido a que tenía algo de tiempo sin hablar el español fluido. Todo ese día sentí las miradas sobre mí, algunas veces escuché a las chicas discutir por quién se sentaría conmigo.
Todas las clases se basaron en que los chicos me aventaran bolas de papel hasta que llegó la hora del receso.

Y como lo pensé, algunas chicas me siguieron y preguntaron si podían comer conmigo, yo les dije que sí, igual no le di tanta importancia.
No paraban de hacer preguntas, y recuerdo ese preciso momento en que tenía la mente en otro lado, cuando de repente sentí algo húmedo en mi pecho.

—¡Lo siento tanto!, no era mi intención tirarte encima mi malteada—dijo aquella chica entre chillidos.

—No te preocupes, los accidentes pasan, solo iré a limpiarme— dije esto para así levantarme e ir a la puerta de la entrada de la cafetería.

Entre mis pensamientos estaban algunos maldiciendo a la chica por haber manchado mi playera favorita, ésta dejaba al descubierto mis hombros y brazos, era azul marino y tenía la frase: The End. Estaba tan perdido pensando en cómo limpiaría eso, cuando choqué con un chico alto- aunque no tanto para rebasarme- y tenía algunos chinos revueltos, ojos cafés, de piel muy blanca- alcanzaba a observar sus venas- y vestía unos jeans negros con una playera con el logo de Queen.

—¡Hey! ¿Por qué tanta prisa?—exclamó el chico.

—Perdón, no estaba mirando hacia enfrente, tengo una gran mancha sobre mi playera por si no lo has notado—dije algo irritado.

—Cierto, ¿Qué te ha pasado?

—Una chica derramó la malteada sobre mí cuando estábamos en la Cafetería.

Éste enseguida dijo...

—Déjame ayudar— y se acercó a mí.

—No tienes por qué hacerlo—contesté.

—Quítate la playera—insistió el chico mientras abría el grifo.

—Ok.

Dije esto para después darle la playera. El chico tapó el paso del agua hacia el drenaje y dejó que el lavabo se llenara, metió mi playera e hizo algunos movimientos. Pasaron alrededor de 5 minutos cuando la sacó para así quitarle los residuos de agua.

—Ya está, solo tiene que secar. ¿Tienes alguna otra playera?— afirmó y preguntó esto mientras la extendía.

—La verdad no, jamás pensé que la llegaría a ocupar. —Respondí molesto mientras tomaba mi mochila para buscar mi celular que estaba sonando, y cuando por fin lo pude encontrar, contesté.

—Hey mom, ¿Qué pasó? Mhm si, le diré a papá, well, I love you, besos—colgué y sentí la mirada del chico.

—Así que eres el chico nuevo del que tanto se habla en los pasillos—afirmó mientras reía para sí mismo.

—Pues sí, soy de Sídney, igual tampoco era mi intención que a todos les parezca interesante solo por eso.

—Me imagino, pero necesitamos una nueva playera para ti.

—Y ¿De dónde? No creo que aparezca un mago para darme una nueva—contesté con un claro sarcasmo y rodé mis ojos.

—Sí que eres algo irritable, yo tengo una en mi mochila, pero la olvidé en el salón, solo déjame ir por ella—salió apresurado de ahí.

Yo aproveché para llamar a papá para avisarle lo que me había dicho mamá, en pocas palabras, era para recordarle que pronto iba a ser cumpleaños de mi hermana, y quería hacer algo para que ella se sintiera especial. A decir verdad, me sorprendió su llamada porque había pasado un tiempo desde que no hablaba con ella.

Cuando corté la llamada, apareció aquel chico con su mochila sobre uno de sus hombros.

—Toma, me la devuelves cuando puedas— comentó y sacó una playera muy parecida a la mía- solamente que ésta decía "Misfits"- el nombre de una banda estadounidense de horror punk y hardcore punk formada en 1977 en Nueva Jersey. Esto lo sé por mi mamá, porque antes de que empezaran los problemas, era su banda favorita.

—Gracias, y perdón por las molestias—dije mientras me la ponía.

—No hay de qué, me gusta ayudar a las causas perdidas—soltó una carcajada.

—Que gran humor tienes eh, tanto que le haces competencia a Franco Escamilla.

Reímos al mismo tiempo.

—Bueno, por si no lo notaste, ya empezarán las clases, tengo que irme- dijo eso último y corrió.

—Y ni si quiera sé tu nombre, pequeño extraño.

Mi nombre entre tus labiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora