Los flashes de las cámaras estallaban por todos lados. Las ojeras de Dave no le permitían quitarse los lentes de sol, y Jeremy le seguía con la cabeza baja, para no resaltar entre la multitud que se amontonaba para cuestionarles sobre los hechos.
La seguridad se encargó de inmediato de hacer retroceder a los periodistas y paparazzis, pero uno fue más ágil, escabulléndose hasta donde el vocalista, a punto de subir a su auto, sujetándole por la chaqueta negra. Y entre todos los gritos, antes de que sus guardaespaldas pudieran sacarlo de allí, oyó lo que no debía.
─ ¡Dave!, ¿Es cierto que tú y Oliver salían? ¿Ya puedes decir que lo hacían?
Su única respuesta, aparte de una mirada de odio, fue un fuerte puñetazo en la nariz que le hizo retroceder, cayendo sobre el cuerpo de uno de los hombres de seguridad. Jeremy le sujetó, metiéndole al auto rápidamente, entrando junto a él después, mientras se cubría el rostro, hinchado y rojo por el llanto, para dejar de involucrarse en las polémicas mediáticas.
─Eso no era necesario─ murmuró.
─No pueden sólo venir a preguntar eso... No después de lo de anoche. Si tengo que asumir que la persona que más amo está... Dios... No lo haré frente a un puto paparazzi de mierda.
─De acuerdo─ Asintió, viendo que los ojos de Dave se cristalizaban también─. Dave, ten por seguro que vamos a meter a ese hijo de puta a la cárcel. Te lo prometo, pague los abogados que tenga que pagar.
─Jeremy, no me interesa que ese cabrón vaya a la cárcel o no, yo sólo quiero a Oliver de vuelta.
─Yo también, lo sabes, pero no nos vamos a quedar de brazos cruzados a esperar que ese imbécil le haga lo mismo a alguien más. Es un crimen de odio, no un error.
Dave asintió ligeramente, quedándose en silencio el resto del camino, porque sabía que Jeremy tenía razón aunque siempre tuviera problemas para admitirlo. Los paparazzis no se detuvieron en casa de Oliver, les siguieron hasta el cementerio donde velarían al solista. Fuera del lugar, una multitud de cientos, casi miles de personas a la expectativa, cargaban con flores, velas y fotos. La imagen era demasiado conmovedora, tanto como para que la piel del rizado se erizara, recordando las palabras que en algún momento le había dedicado en el balcón de su antiguo departamento, dudando de su propio talento. Como su mejor amigo, era su deber animarle, sin embargo, auténticamente tenía que admitir que le movía el alma en todos los aspectos.
Ahora, la prueba fehaciente de que su esfuerzo había dado frutos estaba allí, cortando la calle gracias a un operativo policial que era incapaz de contener al número de personas devastadas por su ausencia.
El auto traspasó el portón, que fue cerrado de inmediato antes de que alguien intentase colarse a la ceremonia de duelo. Todos esos fanáticos de Oliver King querían tener el privilegio de estar allí, pero no sería la ocasión. Su fan número uno debía despedirse primero.
Teresa se acercó de inmediato en cuanto les vio bajar del auto, abrazándolos a ambos. Jackie permanecía sentada en una de las sillas, con su vestidito negro perfectamente pulcro, apenas manchado por las lágrimas que su madre derramó cuando le preguntó por qué venían al cementerio, quieta, con la vista perdida, demasiado consternada aunque no lo demostrara. Tenía miedo de preguntar, y de recibir una respuesta que no quería conocer. Clarice y Marcel también se acercaron, abrazándoles para demostrar sus condolencias. El nudo en la garganta de Jeremy parecía permanecer ahí desde el momento en que lo supo, no sabía si algún día se iría, sólo podía saber que dolía.
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Cazando al Baby Boy.
Teen FictionEl tiempo ha pasado desde que Jeremy y Oliver se conocieron, superando dificultad tras dificultad, creciendo ambos como personas. Muchas cosas cambiaron, no sólo en sus respectivas vidas y sus perspectivas de las cosas, sino también entre ellos. Cr...