06.

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Pasaron días, quizás una semana desde que Soomin comenzó a salir con los chicos cada vez que podían, la universidad también los tenía un tanto ocupados y Han seguía cuidando a esas bolas de pelo, pero era verdad que la más pequeña se sentía más libre.

Minho por su parte, clavaba su vista en Jisung cada vez que éste reía y observaba a su hermana con adoración. El mayor adoraba su perfil y también el ver lo cálido que podía ser.

Jisung no se quedaba atrás, poder ver el brillo especial en los ojos de Minho era hermoso, nunca comprendió como a alguien podían brillarle de aquella forma.

— ¿Cómo te sientes?— Dijo el castaño sin mirarlo, estaba muy concentrado en ver a Soomin alimentar a los gansos en el estanque.

— Bien Minho, todo está...Bien. Gracias.

— No hay de qué, ¿Y ella?

— Su fatiga aumentó y no tiene mucha hambre, pero le agrada salir, según ella se siente mejor. La sesiones siguen, dentro de un tiempo llegará la hora de internarla y ya sabes... esperar.

Minho pestañeó unas veces y como si fuera magia, palabras inconscientes salieron de él.

— Han, ¿Quieres salir a cenar?

— Claro— Respondió con simpleza— Pero Soomin fue invitada por Hyuna, iremos solo.

Claro que Minho lo sabía, Hyuna, Soomin y él planearon eso. Todos cuidaban de ella pero era hora de que el mayor haga reír al peliazul un poco.

— Espérame a las 8, iré por ti.

— ¿¡En tu motocicleta!?

— Claro, como se debe— Soltó una carcajada— Ponte guapo.

— ¿Ya no lo soy?

— ¡Eres muy hermoso!— Exclamó la niña sentándose en su regazo, apareció de la nada.

Los tres rieron y Han llevó una mano a la frente de su hermana, estaba hirviendo, suspiró negando y comenzó a buscar marcas en su cuerpo... Efectivamente... Más hematomas.

— ¿No te sientes bien?— La niña negó haciendo un puchero— ¿Por qué no me haz dicho?

— No quiero molestar... Se ven muy lindos charlando.

— Soomin...— El tono de Jisung bajó— Bien, iremos a por algo para la fiebre.

— Déjame, la llevaré yo. Hagamos un cambio, es hora de bañar a los gatos y en mi moto no caben como para llevarlos hasta el veterinario.

— ¡Sí! Yo quiero ir con Minho...— Sonrió y le hizo un puchero a su hermano.

— Pero si tú no estás soy yo quien debe tocar a esas cosas— Dijo preocupado.

— Pues aprende— Dijo ella con una sonrisa y se pasó al regazo de Minho.

— Nosotros caminaremos, no la subiré a la moto. No le toques la pancita a Soonie, te hará trizas si lo haces. Y sin dejarte responder nosotros nos vamos antes de que te niegues— Minho corrió con ella hasta alejarse de él.

— Se le hará... Difícil, Oppa.

— Es hora de que tu hermano deje de ver a mis preciosuras como pelotas de fútbol con pelo y hambre y a tu gatita igual, haremos que le gusten.

— ¡Sí!— Ella tosió y del bolsillo de su vestido sacó un pequeño barbijo, se lo colocó con cuidado y pidió perdón.

Minho la observó con ternura, no podía creer  lo que sucedía.

— Perdón— Repitió.

— Ya estamos solos, comadre. ¿Cómo te encuentras?

— Me siento feliz de ver mi cuarto cambiado, Sungie me compró las cortinas que me gustaban— Sonrió— y tengo un espejo, ¡También una Monster High!... Pero de todas formas se qué no estoy bien, Oppa, tengo heridas en la boca, quiero dormir, estoy delgada...Horrible.

— ¡Oye! ¡Me niego a aceptar lo último! ¡Eres hermosa!

— No me siento así.

— Pues lo eres, y así como iremos a la Farmacia para conseguir algo para tu fiebre... Luego iremos por unos aretes, ¿Te gustan? Veo que tienes para ponerlos.

— Para estudios médicos debo quitarmelos, pero sí... Me agradan.

— Mmm, ¿Y qué te gustaría ir a comprar?

— ¡Ya sé!— Luego de pensar a la niña le brillaron los ojos.

Diferente a la situación del pobre Jisung.

— ¡No puedo hacerlo! ¡Agh!— Se asustó el pobre gato ante el grito del peliazul.

Han de hincó y con algunos dedos cargó a Dori.

— Dios... Qué gordo eres...y suave.

Movió un poco uno de sus dedos dándole una caricia, el gato ronroneo y una corriente eléctrica recorrió a Han.

A sus pies sintió como Doongie se deslizaba por su pierna, ¿Por qué los gatos se le acercaban cuando él menos lo necesitaba?

Suspiró pensando en lo idiota que puede llegar a ser, sí, es verdad que los pobres gatos no tienen la culpa, quizás el problema era él.

Pero no podía, aún no, le dolía.

Tomó a los felinos uno por uno hasta llevarlos al auto, los colocó en la parte trasera y el subió a la parte del conductor para ir hacia el veterinario de la vez pasada.

Un mensaje de voz le llegó al celular, lo desbloqueó como pudo y lo escuchó, era en el chat con Minho.

¡Oppa! ¡Minho me compró lápices de colores y muchos bolígrafos con aromas de frutas!

Han sonrió alegre.

Debía disfrutar todo lo que podía, la felicidad no es eterna.

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Holis¡!

Empieza lo interesante, digo...

De paso, se largó la lluvia acá, díganme si no es hermoso...

F*cking Claws. [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora