15.

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Agarren esos pañuelos señores...

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Minho corrió a toda velocidad desde la universidad hacia el hospital, no había pedido permiso para salir, olvidó sus celular, su dinero, chaqueta, todo. Lo único que importaba allí era Han quien lo llamó entre llantos desgarradores.

No se detuvo en ningún momento, siquiera se dió cuenta a la velocidad que iba. Una vez que llegó se adentró al edificio tomando las escaleras hacia el piso donde se encontraba su preciado Han. Se dió cuenta de que pesaría el peor de sus resfríos debido al sudor, el clima frío y el aire acondicionado dentro del lugar, pero no le dió mucha importancia.

- ¡Han!- Gritó llamando la atención de casi todos en ese piso, de uno de los cuartos salió aquel peliazul, aún tenía los ojos hinchados de tanto llorar, Minho cayó al suelo por haber frenado tan repentinamente, recordó lo que era respirar, Jisung se acercó y tomó sus manos viéndolo con miedo.

- Minho...- Susurró y se aferró a él como nunca antes, el mayor una vez que se recuperó por completo correspondió de la misma manera, sintió las lágrimas de Han mojar su camiseta y su cuerpo temblar bajo el suyo, eso le rompió el corazón en mil partes.

El más alto divisó las miradas de todos allí, se levantó y volvió hacia la habitación de la cual Han salió para verlo allí tirado.

- E... escúchame, ¿Qué está pasando?

- S..se fue Min, se fue- Minho no lo soportó, sus piernas temblaron y cayó al suelo de rodillas, Han hizo lo mismo que él y se abrazaron entre lágrimas y un dolor agudo.

Minho no podía creer que la vida fuera tan injusta como para llevarse a una niña tan bella e inteligente. Cómo podía sucederle eso, no lo sabía, era más que injusto, con tan solo unas palabras ella alegraba su día, sus gatos también la amaban.

Ya nada sería igual para ellos.

Han por su parte se sintió acabado, luchó por tanto tiempo con esa enfermedad, lo dió todo y al final su hermana acabó siendo lo que siempre la representó, un ángel. Uno hermoso y brillante.

Minho recordó todas las veces en las que ella se despidió, cómo le hizo jurar que no diría cómo se sentía, cómo sentía la muerte cerca de ella. Recordó las veces en las que ambos hicieron cosas a escondidas de Han, una que otra muñeca nueva, algún dulce prohibido por Jisung ya que según él "eran malos", helados antes de llegar a casa, cuando fingieron ir a la farmacia y en realidad llevó a la niña a dar un paseo en motocicleta. Todo era un sueño hermoso, nunca tuvo hermanos, y ella era su personita favorita entre tantas.

"Quiero ver a Sungie Felíz"
"Los quiero mucho Oppa"
"Siento mucho ser una carga"
"Soy fea, ¿Verdad?"
"No me quites mi gorrito, por favor"
"¡Esa de ahí, esa muñeca!¡Mirala qué bella"
"Gracias por hacerme tan felíz, nunca lo fui tanto desde que llegaste a la familia"

Han levantó la vista y lo besó buscando alguna clase de refugio, pero la unión no duró mucho, se encontraba demasiado roto como para mantener algo más que no fuera su llanto.

-¿D...donde está?

- Los me-dicos se la llevaron...antes de que llegue.

- Bebé- Susurró- Vamos a casa, vámonos de aquí- Susurró Minho uniendo sus frentes- Ella nunca querría que la recordemos en éste lugar. Claro estaba que Minho hablaba de ir a su hogar, donde la niña pasó mucho tiempo, jugando con los gatos, jugando con él, donde Han podía distraerse, todo lo bueno allí.

El menor no se negó, se colocó de pie y tomó sus llaves, no tenía fuerzas como para hablar con los medidos al respecto, volvería más tarde, quizás en un menor estado de shoock. En ese momento Minho quedó algo desconcertado y triste al ver que de la nada Han se fue sin dirigirle la mirada, pero lo comprendía, si él se encontraba mal, no querría saber qué pasaba por la cabeza de ese chico.

F*cking Claws. [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora