14.

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Día 5. [ 1 Restantes].

Domingo.

Narra Soomin.

— Oppa, ¿Te sientes bien?— Miré a mi hermano por última vez y fui hacia Min.

— Déjalo, le pasa por beber demasiado— Rió volviendo hacia mí— ¿Cómo te sientes?

Muy mal Hannie, no se quién soy. No tengo fuerzas, ayer una linda enferma habló conmigo, recuerdo verla llorar. Entiendo lo que sucede, no tengo cuatro años, no necesito que me expliquen todo con dibujitos. Bien, quizás sí a veces, pero no soy una tonta.

— Bien, podría estar peor— Quiero llorar.

Min tenía su mirada en mí, me limité a darle una sonrisa débil, no podía hacer mucho más que eso, los cables a los que me conectaban tampoco me permitían moverme mucho.

Me sentí felíz ese día, a pesar de todo. Recuerdo las tardes en los parques, solía hacer que no veía, pero Hannie y Minho se observaban de una manera tan linda. Mami estaría muy alegre también.

Sólo espera Han, tu felicidad llegará más que pronto.

— ¿Los médicos saben algo de tu transplante?— Si oppa, claro que lo saben.

— Mmm, no lo sé. Jiwoo vino éstos días, la extrañaba, pasé tiempo sin verla— Sonreí.

— ¿Y qué te dijo?— Muchas cosas Oppa, y yo a ella igual.

— No mucho, venía a visitarme, me trajo una muñeca, está muy bonita.

— ¿Sabes que todo saldrá bien? ¿Que volverás a casa y jugaremos?— No Hannie, no llores, no sufras más.

— Sungie... Te amo, te amo como la persona hermosa que eres— Ahora quién lloraba era yo, juré no hacerlo.

— Y yo a tí.

— ¿Puedo hablar un momento con MinMin? Porfis...

— Claro— Sollozó— Esperaré afuera...— lo vi colocarse de pie y desaparecer por la puerta, la siguiente persona que ocupó el hueco en la cama fue el chico de los gatos gorditos.

— Soomin...

— Tú sabes todo— Tomé sus grandes manos— Jiwoo también. Minho, no tengo salida. No quiero vivir así, no puedo— Bajó su mirada— No llores, te lo prohíbo. Siempre voy a pedir que cuides de él, porque es un ángel, lo dió todo cuando no tenía nada.

— Tú sabes que seré su sombra, pero te necesito a tí.— Claro que no Oppa.

Cómo era de costumbre, una enfermera tocó la puerta, ésta se abrió y la señorita Hye me sonrió, ella era muy dulce. Pude ver en Minho su molestia, siempre me decía cuando le desagradaba el que interrumpieran cuando hablábamos.

— Sí, me iré, buenas tardes— Espetó con molestia y se colocó de pie, sin importarle toda la máquina en mi cuerpo y mi apariencia, dejó un beso en mi frente.

— ¡Fue un gusto, Oppa Minho! — Sonreí cuando pasó por la puerta, antes de que la enfermera cerrara, pude ver cómo abrazó a Hannie.

— Bien pequeña... Es hora de...

— Déjalo... No cambiará nada. Tampoco tienen rico sabor esas pastillas— Hice un puchero.

— Soomin... Eres una niña, no sabes lo que dices...— Me las extendió con un vasito de agua.

— Es mi cuerpo, yo sé lo que siento.

Pareció tildarse, supongo que no todos los días recibe una respuesta así. De seguro esperaba que lance las pastillas a la maceta.

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Nunca hice un capítulo tan corto.... Pero bueno.

Es el último día de la cuenta numérica, ¿Tienen idea de lo que puede llegar a pasar?






F*cking Claws. [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora