Capítulo 12

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"Directo al Corazón"

Desde la caída al suelo de Steve, moví los cuerpos de ambos lo más pronto que pude dentro de una habitación que visualicé detrás de un gran bote de basura en una esquina.

Entro con Steve en brazos y casi desplomándome por su peso, aparentemente está entre los dos mundos, porque me habla de vez en cuando y se queja del dolor, y luego se queda callado por un gran tiempo.

Luego de un rato, logro entrar a los dos dentro del escondite. Al verlo mejor me asusto, la apariencia no es bonita, y mucho menos esterilizada para dos personas en este estado, más Jake que Steve, por evidentes razones.

En conclusión, tengo dos personas a mi lado heridas de bala y sin un solo recurso para poder mejorar su estado. Creo que me volví loca por un segundo al decidir dispararle a Steve. Siento que quiero llorar al ver que Jake no mueve un músculo, no dice nada. Maldita sea, y pensar que nunca pude decirle todo lo que me pasaba y como me sentía. No se merecía ese desprecio y poca confianza que le tenía.

—Deja de llorar. —Me altero al escuchar una voz. Al ver que es Steve, lo miro con desprecio.

—Tu si debieras morir. —Y aquí va otra palabra que nunca pensé decirle a la persona que más me gustaba por toda mi adolescencia.

—Ya lo sé, ya lo sé. Pero, por favor no dejes que nos encuentren.

Pienso unos segundos y una idea pasa por mi mente:

—Toma tu comunicador con la base de policías y diles que perdiste al fugitivo. Quizás así me dan un poco más de tranquilidad para pensar que hacer con el estado en el que están ambos. Esa una buena forma de pagarme casi matar a Jake.

—Bien, lo haré. —Dice después de refunfuñar unos segundos. —Querido Capitán, he perdido al fugitivo, estoy integrándome a otra red de policías que piensan haberlos visto.

—Maldición García, lo único que le pido en toda su estancia como policía y justo en eso me falla. ¿Cuál es la dirección de la red en la que se entregará?

—Los Ángeles, al oeste.

Veo como nadie más habla por el comunicador. Aparentemente su capitán cortó la comunicación.

—¿Es real esa información? —Le preguntó mientras lo miro con notable duda.

—No.

—Pero, puedes perder tu trabajo... y tú sueño.

—Lo merezco. Puse mi conveniencia antes que la verdadera justicia. Tome la situación como más me convenía, no como realmente debía de tomarla.

Pienso unos segundos y agradezco a lo más alto que reaccionará. Pero me da pena por su trabajo, hasta donde sé era su verdadero sueño.

En mi cabeza sigo pensando en que Jake esta de seguro a punto de morir. Mi corazón se acelera inalcanzablemente. No sabía qué hacer, perdí la noción de cómo respirar. Me acerqué a él y tomé su mano. Mido su pulso, está bajo, pero no lo suficiente como para ser malo. Me subo de frente encima de él y me quito el abrigo. Lo tomo en mis manos y aprieto la herida para evitar el sangrado. Lo miro a sus ojos verdes abiertos, parecía estar muerto por el aspecto vacío de sus ojos.

Siento mi corazón saliendo de mi pecho al ver eso. Pongo una mano en su frente, este frío, su sangre está circulando con mucha lentitud. Tanta que puede llegar a congelarse por el mal funcionamiento de esta. Dejo de apretar la herida con el abrigo y la miro. La bala se deja ver, no está tan profunda, pero la herida está llena de pólvora.

¡Maldita sea! Reviso la herida con más detenimiento, si la pólvora llegará a tocar alguna de sus arterias, ahí si tuviera un verdadero problema. Tengo que quitar la bala, aunque mis manos no estén esterilizadas, y sea un verdadero riesgo y una falta de respeto total para todo médico. Veo como Steve me mira fijamente, parece calcular y grabar con su mirada cada movimiento que haga.

Hasta Caer En Tus Mentiras (Saga de Los Hermanos White)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora