•ALGO PERSONAL•

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NARRA VIOLETA

°LUNES 15 DE FEBRERO°

Salí de la universidad sola y frene al final de las escaleras para guardar la hoja de detención en la mochila, desde allí vi al chico que estuvo delante mio en detención si bien recordaba se llamaba Luke. Leía sobre una mesa de la plaza de enfrente. Parecía un chico problematico. Seguí camino a mí casa sola, conecte mis auriculares para despertarme un poco.

Al doblar una esquina me topé con un restaurante, leí un cartel que decía que buscaban camareras y sin dudarlo entre.

Espere en el mostrador buscando unos papeles donde tenía mí legajo para entregar y solicitar trabajo.

Un hombre se acercó a mí amablemente

–Buenas tardes ¿Buscas una mesa?–

–No, vengo por el puesto de trabajo. El de camarera– El hombre me miró de arriba a abajo

–¿Cuantos años tienes?–

–Diesciocho, acá tengo mí...– Me interrumpió

–El trabajo es para chicas de veinte años en adelante, lo siento pequeña–

–Pero soy muy madura, no causare ningún problema–

–No es no, si tienes veinte te tomamos si no es así no–

–Esta bien...¿y no sabrá de algún otro trabajo? Soy bailarina, puedo cuidar niños o cualquier cosa que sea. No tengo problema–

–Mira hay un bar en el que buscan chicas de tu edad en adelante pero no creo que te guste–

-Digamelo, lo pensaré

–Es un night club niña, no creo que sea lo tuyo. Mejor sigue buscando– El hombre tenía razón sería de las últimas cosas que haría por dinero. Agradeci al hombre y me marche del lugar.

Al llegar a mí casa comí con mí abuela y luego me puse a practicar los pasos que había marcado la profesora la semana pasada, debía ser perfecta en esto, aunque sabía que no lograría serlo, si es que quería ganarme la vida con el baile.
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NARRA OLIVIA

°LUNES 15 DE FEBRERO°

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°LUNES 15 DE FEBRERO°

Con el contratiempo de estar en detención no pude comer mí almuerzo y no quería llegar a casa con la comida en las manos. Busque la iglesia a la que solía llevar cosas que no ultilizaba, comida que no comía y juguetes que recolectaba para donar. Saque dinero de mí billetera, compré un sobre de papel de camino a la iglesia y guarde el efectivo allí.

Golpeé la puerta.

–Hola Olivia! ¿Cómo estás? Los chicos estarán encantados de verte nuevamente– me saludo Marisa la mujer que era encargada de recibir las donaciones y cuidar a los niños

–No, lo siento, estoy apurada. Hace unos minutos salí de la universidad y tenía esto a mano así que pensé en traerlo. Es poco pero en la semana traeré más cosas que tengo en casa–

–Te lo agradecemos mucho, espero puedas entrar cuando vengas y estar un tiempo con los chicos–

–Intentare venir con tiempo. Nos vemos luego Marisa, déjale un saludo a los chicos–

Marisa asintió y cerró la puerta. Solté el aire y me di media vuelta para ir a casa.

–Hola ¿Vos sos la que estaba en detención o no?– el chico que estuvo recostado contra la ventana las dos horas en detención estaba frente a mí

–¿Eras Noah, no? Soy Olivia– lo saludé amablemente

–Si, recuerdo tu nombre ¿Prácticas?– pregunto señalando la iglesia

–Oh no no. Solo llevo un par de cosas de vez en cuando para donar a los chicos·

–No sabía que aceptaban donaciones– dijo sin interés

–Bueno, un gusto conocerte Noah. Nos veremos con los demás para hacer el trabajo que nos dejó el director– dije despidiéndome de el mientras volvía a casa.

Busque las llaves en el bolso y abrí la puerta.

Todo estaba a oscuras. Solo la televisión estaba prendida, saludé con un beso a mí abuela en la mejilla.

–¿Cómo te fue?– pregunto sin dejar de ver la televisión

–Bien, solo algo cansada. Me iré a recostar un rato–

–¿Comiste?– pregunto a secas, volteo a verme.

–Si– mentí y tal como dice el refrán "Las mentiras tienen patas cortas", mí estómago rugió fuerte provocando una mirada de mal gusto en mí abuela –No me ah dado tiempo a almorzar, se me pasó con los ensayos–

–Entonces ven acá, siéntate en la mesa. Nada de dormir hasta que no comas– se levantó del sofá y se dirigió a la cocina. Saco unas cosas de la heladera y las calentó en el microondas.

–Enserio estoy bien abuela, no hace falta que me calientes comida. Tomaré la leche a la tarde– intenté que apagará el microondas pero no me dejó

–Te dije que te sientes en la mesa, aún vives en este techo y harás lo que se te pida– deje de pedir lo contrario y me senté obligada en una silla a esperar la comida

No necesitaba comer, estaba perfectamente bien. No me iba a morir por no comer. Me fastidiaba que me ofrezcan comida a cada rato.

–Ya esta– apoyo el plato con la comida en la mesa –Come– Toquetee con el tenedor la comida –Es lo que sobró del almuerzo, come bien y no juegues con la comida. Hay niños que darían lo que fuera por comer lo que tú tienes y tu lo derrochas así– si no fuera porque era mí abuela ya me hubiese enojado lo suficiente como para pelear y discutir a no poder más. Así que solo no dije nada. Mí abuela se volvió a sentar en el sofá.

Cuando terminé mí comida le mostré a mí abuela y me dejó ir a acostarme, al sentarme en la cama revise mí teléfono, tenía dos mensajes de papá.

"Hija, tuve que ir al trabajo a revisar unas cosas y mamá se fue a la casa de tu tía. Llego a la tarde, la abuela está en casa"

Respondí con un "okey, besos" al mensaje y luego me acosté, sentía el estómago algo revuelto. No quería comer esa comida.

~•Feelings• ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora