70

776 68 23
                                    

Últimos Capítulos 

*

Un escalofrío baja por mi espalda y le pido a Mary que le suba el volumen. Ella lo hace al instante en qué ve el porqué de mi urgencia. Moody y Jerry se colocan a mi lado y todo el lugar se sumerge en silencio mientras dan la noticia.

Mientras el periodista cuenta que hace un par de horas hubo una fuga en el penal en donde Jeremy estaba detenido, y que él y varios sospechosos más han logrado salir sin ser detectados por ninguna cámara, le pido a Mary el teléfono.

Marco el número de Anne, pero ella no atiende. Insisto, pero no tengo éxito. Entonces recuerdo que dijo que iría a casa de sus padres. Decido llamar a Walter.

—¿Hola?

—Walter, soy Gilbert.

—Gilbert —parece sorprendido de escucharme —¿Todo va bien?

—¿Anne está con ustedes? —pregunto al instante.

—No, ella mandó un mensaje diciendo que iba a quedarse contigo, ¿Por qué?

Me quedo callado mientras el miedo más intenso que sentí en mi vida me recorre. Mi corazón comienza a latir frenético. Le doy el teléfono a Moody y salgo corriendo de allí. Manejo como un demente hasta su casa, pero no hay nadie. Mi última esperanza se pierde cuando voy hacia mi departamento y tampoco hay señales de ella. Me dirijo hacia la universidad esperando un milagro.

No puede ser, esto no puede estar pasando.

Cuando llegó allá, sé que tampoco está en ninguna parte. Diana me llama por teléfono y con angustia en la voz me pide que me quede donde estoy. Le hago caso y me quedo en el estacionamiento.

El teléfono suena de repente, rompiendo el silencio y asustándome. Me acerco a él rápido y contesto.

—Es bueno encontrarte hijo—dice él del otro lado.

—¿Dónde está? —pregunto con calma.

—¿Quién? —se hace el idiota.

—¿Qué mierda hiciste con ella, hijo de puta? —mi voz se quiebra mientras la furia y el miedo se mezclan en mi interior.

Su risa suena siniestra y me temo que he cometido el mayor error de mi vida al intentar devolverle el golpe.

—¿Estas asustado, hijo? No hay motivo —me dice con cinismo —Ella está bien, ¿acaso no me conoces? Soy un caballero.

—Por favor, no le hagas daño, ella no tiene nada que ver. Yo hice todo, yo tengo la culpa de todo... Haré lo que quieras, lo juro.

—Es tarde para eso, muchacho —sentencia —Me has traicionado de la peor manera. Ya no confío en tu palabra...

—No, por favor, escúchame —hablo rápido y nervioso —Tienes razón, lo que hice estuvo mal, pero estaba enojado, no lo pensé. Pero haré lo que quieras, retiraré los cargos, diré que es mentira que inventé todo, pero por favor no le hagas daño.

—Ya no se puede deshacer lo hecho, hijo —suelta un suspiro —Pero no te preocupes, no le haré daño a tu novia. Te lo prometo.

—Entonces, dime donde la tienes. Iré con ustedes, me quedaré con ella, por favor —le ruego desesperado.

—No, eso no será posible —se ríe —Tú me quitaste la libertad, yo te quitaré lo que más amas. Pero en realidad estoy haciéndote un favor.

—No, no, no, espera... Jeremy, por favor, si alguna vez te importé, aunque sea un poco, no hagas esto —trago y empujo el nudo que se ha instalado en mi garganta —No me quites a Anne. No le hagas nada te lo ruego. Yo no podría vivir tranquilo si algo le pasa por mi culpa... por favor. Ya me quitaste a mi madre una vez, no me quites al amor de mi vida. —Mi voz se quiebra desesperadamente — Papá te lo pido como tu hijo por favor...

Él no dice nada durante unos segundos y de repente la línea queda muda. Miro el teléfono por unos segundos antes de tirarlo al suelo y arrodillarme al lado de los pedazos rotos.

— ¡NO! —grité mientras sentía aquella sensación de impotencia en mi pecho.

— ¡GILBERT! —Me giré a verlos y Moody y Ruby venían corriendo hacia mí — ¿Qué pasó?

—Se la llevaron —digo mientras me daba cuenta de ello. Mis ojos se llenaron de lágrimas.

— ¿A quien? —pregunta Ruby.

—A Anne —susurré.

— ¿Qué? —dijo ella sin poder creerlo.

—Tranquilo, Gilbert... vamos a encontrarla. Necesitamos llamar a la policía y ¿Por qué se la llevaron? —dijo mi amigo.

—Mi padre —dije para agarrar mi cabeza entre mis manos.

Sentí las manos de alguien sobre mi otro brazo y me giré a para encontrarme a Jerry con misericordia en sus ojos. Diana estaba atrás con Ruby y ambas se abrazaban con sollozos.

—Se la llevaron, hermano —dije mientras volvía a soltar un par de lágrimas —No sé dónde está... tengo que encontrarla.

—Tranquilo hermano —dijo mi amigo pelinegro.

Diana se acercó a mí y me abrazó con fuerza. Apoyé la cabeza en su hombro y comencé a llorar de nuevo.

—Voy a morirme si le hace algo —le dije a mi prima.

—Tranquilo —susurró ella con voz queda —Todo va a estar bien...Ya llamé a Bertha y a Walter. Están viniendo para acá.

—Les fallé —musité y mi mirada quedó clavada en la nada.

—No, no primito —dijo ella y se arrodilló frente a mí —Tú no les fallaste.

—Si les falle —la miré a los ojos, estaban llenos de lágrimas —Yo no la cuidé, es mi culpa. Solo tuve que haber hecho lo que él quería y ahora ella estaría aquí bien, sana y sin miedo.

—Las cosas pasan por algo, primito —dijo y acarició mi rostro. Se acercó a mí y me abrazó con fuerza.

Las horas comenzaron a pasar. No habíamos tenido ninguna noticia de mi padre, ni nada por el estilo. Miré a Bertha y esta no dejaba de llorar mientras se encontraba acurrucada entre los brazos de Walter. Mi madre y Jhon habían venido hacia la Universidad al enterarse de lo sucedido también. Mi mundo se estaba desmoronando y yo no sabía que haría si por mi culpa dañaban al amor de mi vida.

Jamás tuve que haber creído que iba a ganarle, jamás tuve que haber pensado que podía con esto, que podía con él. Ahora lo perderé todo.

Peligrosa Obsesión (Adaptada)  │ SHIRBERTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora