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*

Sonrió levemente y se sentó bien en el asiento.

—Logan —dijo divertida —Si, ya llegué a casa... estoy por entrar.

Me miró y abrió la puerta del auto, se bajó y la cerró. Sin dejar de hablar y de sonreír me saludó con la mano, en una forma, debo decir, burlona.

Vi cómo se alejaba caminando hacia el edificio. Y ahora sí, Baker no tendrá mi voto el año que viene. Si ese maldito celular no hubiese sonado, en este momento estaría besando esos hermosos labios.

Rápidamente me bajé del auto y de la misma manera comencé a acercarme a ella.

—Está bien, adiós —escuché que decía y colgaba.

Entonces la giré hacia mí.

—Gilbert, ¿Qué haces?

Al instante tomé su boca con la mía, colocando mi mano en su nuca, para impedirle escapar. Moví mis labios sobre los suyos, de manera exigente. Ella lograba que me sintiera desesperado por besarla. Logró despegarse apenas de mí.

—No Gilbert, basta —dijo agitada. La callé besándola de nuevo. A paso ciego comencé a caminar, haciendo que ella caminara hacia atrás. Se volvió a alejar —No, no vas a subir conmigo.

— ¿Por qué no? —le pregunté con la voz algo ronca.

—Porque... porque está tú prima arriba y no quiero que subas.

—Entonces vamos a casa —dije y besé su boca cortamente.

—No tampoco... vete por favor—me dijo.

La solté por un segundo y tomé mi celular. Marqué el número de mi prima y esperé a que me contestara.

— ¡Contigo quería hablar! ¿Se puede saber que estás haciendo en la cita de
Anne? ¿Cuál es tu problema Gilbert? —me preguntó.

— ¿Dónde estás Diana? —le pregunté.

Los ojos de Anne se abrieron bien y quiso hablar, pero coloque uno de mis dedos sobre sus labios.

—En casa tonto, ¿Dónde más voy a estar? —me contestó. Sonreí levemente.

—Eso es todo lo que quería saber primita, muchas gracias.

—Pero...

Corté antes de que siguiera diciéndome cosas. Miré intensamente a Anne, ella era una pequeña mentirosa.

—Diana no está aquí —le dije.

Volví a capturar su boca en un caliente beso. Ella no pudo reprimir un leve gemido que escapó de sus labios. Entonces comencé a caminar de nuevo. De una u otra forma entramos al edificio. De una u otra forma logramos subir al ascensor, todo esto sin dejar de besarnos.

La apoyé levemente contra el espejo del ascensor y me alejé de sus labios para besar su mentón, y su cuello. La caja de mental se detuvo en el piso 6. Casi desesperado logré abrir la puerta. Salimos y la tomé de la cintura apegándola a mí otra vez.

A ciegas volvimos a caminar hasta chocar contra la puerta del departamento. Busqué las llaves dentro del bolsillo de su abrigo y logré abrir...

Cerré la puerta detrás de nosotros, y alejándome apenas de sus labios para poder respirar me quité la chaqueta. Ella se quitó el abrigo. Caminamos un poco más cuando nuestros labios volvieron a juntarse, y caímos pesadamente sobre el sillón.

Caí sobre ella, ganándome un nuevo gemido. La besé más profundamente que antes, haciendo que el aire realmente nos faltara. Bajé mi mano por el contorno definido de su cuerpo, acariciándola sobre la suave tela de su ropa.

Peligrosa Obsesión (Adaptada)  │ SHIRBERTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora