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—¿Estás bien? —su voz llegó medio lejana a mi cabeza. La miré a los ojos.

—¿Qué? —pregunté.

—¿Qué si estás bien, Gilbert? —repitió algo preocupada.

—Si cariño, ¿Por qué lo dices? —le dije.

—Porque tienes cara de enojado.

Le sonreí levemente y besé su mejilla.

—No estoy enojado, solo estaba pensando.

Me detuve justo frente a las oficinas de mi padre. Me bajé primero y ayudé a Anne a bajar. Comenzamos a caminar hacia adentro. Sin saludar a nadie de la entrada, me dirigí directamente al ascensor. Nos subimos y marqué el piso de mi padre. Estaba ansioso por llegar. Necesitaba saber en dónde estaban todas esas cartas. Y esta vez Jeremy no se iba a salir con la suya.

Llegamos al piso y nos bajamos. La secretaria de mi padre me miró sorprendida y estaba por agarrar el teléfono.

—Deja ese teléfono allí, Aly —le dije. Ella colgó el tubo. Miré a Anne —Espérame aquí cariño, ¿Si?

—Aquí te espero —me dijo tranquila.

Le sonreí apenas y caminé rápidamente hasta la puerta de mi padre. Sin tocar la abrí y entré. Él me miró fijo cuando lo hice. Cerré la puerta con algo de fuerza y lo miré fijo a los ojos.

—¿Dónde están las cartas? —le dije lo más calmado que pude.

—Hola ¿no? Hace mucho que no te veo —me dijo el muy cínico.

—¡Contéstame! —le exigí. Él no dijo nada. Entonces tomé la carta que había guardado y se la mostré —¿Sabes lo que es esto? —Pregunté y sonreí irónicamente —Es una carta de mamá.

—¿De dónde sacaste eso? —me preguntó poniéndose de pie.

—Quiero todas las cartas que ella me mandó. ¡Son mías y nada tienen que ver contigo!

—¿Por qué sigues insistiendo con ella? ¿Acaso no ves que nunca le importaste? ¡Si le hubieses importado no se hubiese ido con aquel infeliz!

—¡Ella se fue por tu culpa! —le grité.

—Solo voy a decirte una cosa Gilbert... no me busques —me dijo hablando en voz baja.

—Por lo menos dame un teléfono en donde llamarla. Mañana es su cumpleaños... quiero hablar con ella —le dije con suplica.

—No —sentenció.

—¡Maldita sea! —le rugí y tiré todas las cosas que estaban sobre el escritorio. Abrí la puerta y salí de allí. Sin prestar atención a que Anne estaba allí me acerqué a Aly —¡¿Dónde está el número de ella Aly?! —le pregunté bastante alterado.

—Yo... yo no lo sé —me contestó nerviosa.

— ¡Sí que lo sabes Maldita sea! —le grité.

Sentí unas pequeñas manos tomarme del brazo y jalarme hacia ella. Cerré los ojos y dejé que ella me calmara con sus brazos.

—Tranquilo —me susurró mientras me abrazaba más.

Otra vez todo eso enojo que tenía se evaporó. Me quedé quieto cerca de ella, sus manos subían y bajaban por mi espalda, calmándome. Luego de unos segundos me alejé con cuidado.

—Lo lamento —le dije mirándola a los ojos.

—Oye, tranquilo —me dijo y acarició mi mejilla. Me giré a mirar a Aly.

Peligrosa Obsesión (Adaptada)  │ SHIRBERTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora