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*

Anne comenzó a reír divertida al igual que Ruby. Dejamos de hablar y nos giramos a verlas. Moody se puso de pie.

— ¿Qué sucede? — preguntó mientras se acercaba a ellas. Jerry y yo lo seguimos.

— Me parece muchachos que Diana acaba de arruinar nuestra cena — dijo la pelirroja sin dejar de reír. La miré divertido... se estaba descostillando de la risa.

— ¡No es divertido! — se quejó la pelinegra. Ruby se restregó los ojos, mientras calmada su risa.

— No les hagas caso a estas brujas, linda — dijo Jerry y se acercó a Diana, quien apoyó su cabeza sobre su hombro cuando él estiró sus brazos.

— Aaaay, me dijo bruja — se quejó Anne.

Me acerqué a ella y la abracé por la espalda, apoyando mi mentón en su hombro. Mi boca quedó cerca de su oído. Ella colocó sus brazos sobre los míos que estaban sobre su vientre.

— Y sí, algo de eso debes ser... porque me tienes hechizado. No puedo dejar de verte, no puedo dejar de pensar en ti — le susurré.

Sonrió levemente y mordió su labio. Giró un poco la cabeza y me miró.

— No puedes con tu genio, ¿verdad? — preguntó.

— Te lo aseguro... apenas se vayan todos, tú no te salvas de mí — besé su mejilla y volví mi vista a los demás, pero sin dejar de abrazar a la pelirroja — Entonces ¿Qué vamos a comer?

— Pidamos unas pizzas — dijo Moody.

— Perfecto — aseguré y me alejé de Anne para ir en busca del número del delivery. Pero detuve mi paso al recordar aquello, me giré a verlos a todos — No podemos.

— ¿Por qué? — dijo confundido Jerry.

— Anne no come pizzas — dije.

Ella sonrió y se acercó a mí, para acomodar un poco mi cabello.

— Eres una ternurita — aseguró.

— Y tú eres la culpable — murmuré y me incliné para besarla cortamente.

— Pero no se preocupen por mí... pidan la pizza, yo no tengo hambre — les dijo a los chicos.

Ellos volvieron a sus charlas y le lancé a Jerry la tarjeta con el número para que llamara. Volví mi vista a Anne. Me senté en el sillón y le hice un gesto para que se sentara sobre mis piernas.

— Es mentira que no tienes hambre. Hace un rato estabas que matabas por un poco de comida.

— No te preocupes, comeré un poco de fruta — me dijo.

— No, ¿sabes qué? Vas a comer una porción de pizza o dejo de llamarme Gilbert Blythe.

— Ya lo veremos— Dijo divertida mientras se levantaba. 

— ¿A dónde crees que vas?— Dije atrapandola.

— A... a estar con las chicas.

— Con ellas puedes estar otro día, ahora estás conmigo — le robé un breve beso.

Ella sonrió y se acurrucó contra mi pecho. Mi corazón latió rápido bajo su oreja, y la escuché sonreír. Se alejó de mí y me miró a los ojos.

— La primera vez que me besaste en la clase, ¿recuerdas?

— Cómo olvidarlo, mi amor, luego te pusiste como loca y hasta me golpeaste.

Rió levemente y levantó su mano para acariciar mi mejilla.

— Mi corazón latió muy rápido cuando hiciste eso — me contó. La miré algo sorprendido.

Peligrosa Obsesión (Adaptada)  │ SHIRBERTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora