Las lágrimas no paraban de caer por si solas. Una, dos, tres. Eran tantas que sus pequeños ojos se encontraban nublosos y no podía ver bien. ¿Por qué los niños eran así? ¿Estaba mal ser curioso? ¿Qué había de malo en tener una imaginación diferente al resto? No lo entiende, por más que lo piense una y otra vez no lo puede comprender. Si hizo la tarea como pidió la maestra. Le había jurado a JieJie que comenzaría a portarse mejor y sería un mejor alumno. ¿Por qué le dijo eso su señorita? Si hubo niños que ni siquiera hicieron sus cuentos y no les dijo nada. No entiende que hay de malo en que él quiera rescatar a un príncipe y no a una princesa. Lo único que sabe es que su día había ido de mal en peor y que la biblioteca nunca había sido tan silenciosa