- ¿Por qué lo has hecho Alex? - soltó mis brazos como si mi tacto quemara. - ¡Por ti maldita sea! - mi piel picaba por tocarle de nuevo. - ¡No te lo he pedido! - ¡Tampoco yo te estoy pidiendo que me des las gracias! Nos miramos durante unos segundos,los dos en silencio, retándonos a apartar la vista. Sabía que debía irme, alejarme; pero mi cuerpo me traicionó y antes de si quiera pensar lo que estaba haciendo uní nuestros labios. Me devolvió le beso con fiereza. Ninguno de los dos titubeamos, como si supiéramos exactamente cómo debíamos corresponder al otro. "Segunda parte de Guerra de capitanes, son historias dependientes; es decir, no leer si no has leído la primera parte"
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