El sonido de las estrellas, bailes a la luz de la Luna, y una canción que será siempre suya. Avril Fray sabía que ya no era una chica normal. Su vida se había convertido en un trayecto imparable entre su casa y el hospital. En ese recordatorio constante de lo vulnerables y frágiles que pueden llegar a ser los humanos. Un pequeño desvío a una fiesta nocturna, cruza su camino con el de Zayn, un chico sarcástico, con ojos color del cielo y al que parecía no afectarle nada. Envueltos en estelas de luz y una explosión de color, descubren en el otro aquello que necesitaban más que a nada en el mundo, y se dejan arrastrar por un remolino de emociones que vuelca sus vidas para siempre. Juntos, fueron la prueba definitiva de que el ser humano deja huella si su paso fue profundo. Fueron una nota perpetua, un sentimiento por descubrir. Fueron conflictos y un lugar perdido en medio de la nada, más allá de las estrellas.