West Valley High no era solo una escuela, era el epicentro de la élite de Los Ángeles. Un lugar donde hijos de magnates, celebridades y figuras del bajo mundo caminaban con la arrogancia de saber que el mundo ya les pertenecía. En medio de este lujo y poder, tres becados se adentraban en un territorio peligroso. Demetri, Eli y Devon, provenientes de escuelas públicas y barrios modestos, fueron lanzados a un ambiente donde el estatus lo era todo, y ellos no tenían ni el apellido ni la fortuna para encajar. Cada mirada desdeñosa, cada murmullo en su contra les recordaba que eran intrusos en este mundo cerrado y despiadado. Pero para ellos, esta beca era más que una oportunidad académica: era una batalla por sobrevivir en un lugar donde el dinero dictaba las reglas. West Valley no solo pondría a prueba sus habilidades, sino también su capacidad para enfrentarse a la élite que los despreciaba.