Estaba emocionada por mi primera fiesta en Hogwarts. Cuando salí de mi sala común, me di cuenta de que los gemelos nunca me dijeron a dónde tenía que ir; después de unos minutos, ellos llegaron a donde yo estaba.
— ¡Val! -ambos me miraron disimuladamente, y me sentí demasiado observada.
— Hola zanahorias -les sonreí — ¿Vamos?
— ¿Qué significa eso? -me preguntó George.
— ¿Qué? ¿zanahorias? -asintió con la cabeza — "carrots" en español. Muy original, ¿no crees? -le sonreí.
Levanté mi mano y me paré de puntillas para alcanzar el cabello de George; él bajó un poco su cabeza para que pudiera desordenar su cabello.— ¿Y yo? - preguntó Fred.
Comencé a reírme.
— Ven aquí -él hizo lo mismo que George; cuando Fred se levantó, me miró a los ojos, obligándome a levantar la cara.
George carraspeó la garganta y frunció el entrecejo.Cuando llegamos a la sala común de Gryffindor, había montones de gente por doquier, pero la música era aburrida. Habían candelabros dorados que emitían cálidos resplandores alrededor, llena de sillones y colores cálidos a la vista.
— ¿Tienes las botellas? - susurró Fred en mi oído.
— Sí, toma -saqué tres botellas de mi bolsa.
— Gracias -guiñó el ojo y se fue con George a saludar a los demás; cuando mostraron las botellas a los otros, estos gritaron y comenzaron a celebrar.
Lo que normalmente haría en una fiesta sería sentarme en un rincón y quedarme ahí hasta que se acercara alguien que conociera, pero ¿qué más daba tratar de dejar mis miedos a un lado y tratar de divertirme? Aunque claro que la mayoría me tenía terror solo con mirarme.
Me acerqué a una mesa donde se encontraban las bebidas, me serví un poco y la probé.
— ¡Carajo! -estaba demasiado cargada, no me esperaba esa explosión de sabor en mi paladar.
— No sabía que vendrías.
Lo miré de reojo y le di una media sonrisa. Cedric miró mi vaso y luego levantó un poco la comisura de su labio.— ¿Por qué pensabas eso? -hablé mientras le daba un trago a la bebida.
— No sabía que te llevarás con los Weasley -dijo.
Asentí con la cabeza mientras bebía.
— Creía que la mayoría sabía eso -él solo me miró y seguí: — ¿Quieres hacer algo divertido?
— ¿Cómo qué? -dijo. Lo tomé de la mano y caminamos hasta el centro donde estaba la mayoría.
— Hay que jugar siete minutos en el cielo -anuncié. Todos me miraron raro — Los que quieran jugar siéntense.
Una chica pelirroja iba jalando de la mano a otra mientras esta se resistía.
— ¡Hermione! -le gritó la pelirroja, la obligó a sentarse con los demás que estaban en el círculo.
Tuve un escalofrío al sentir que alguien me estaba observando de más. Mis ojos se encontraron con él, con Draco. Estaba alejado de todos nosotros, sentado en un sillón; en los respaldos de brazos estaba Blaise y Pansy, cada uno a su lado hablando de algo mientras bebían, Draco no quitó la mirada, es como si hasta estuviera retándome a quien de los dos aguantaba más.
— ¡Hey! -la chica pelirroja chasqueó los dedos enfrente de mis ojos — ¿entonces de qué va el juego?
— Si, pues giraré la botella y las personas que sean señaladas pasarán siete minutos en una habitación a oscuras. Ustedes ya sabrán qué hacer ahí.
— Genial -ella se acercó al centro y giró la botella con diversión.
Los gemelos y Bill no se veían tan felices al ver eso, probablemente era su hermana, entonces no estaban felices de saber que ella tendría que entrar a una habitación con alguien por siete minutos. Después de varias parejas formadas para ir a la habitación, la botella paró justo delante mía apuntando a Cedric.
— La podemos girar de nuevo si no quieres -habló George.
— Si, no es necesario que entres si no lo quieres -le siguió Fred.
— ¿Celosos? -les dije levantándome, tomé de la mano a Cedric y entramos a una pequeña habitación donde guardaban pergaminos. Antes de cerrar la puerta miré a los gemelos y ellos me dieron una mala mirada; mientras que Bill solo estaba con ambas de sus manos en sus bolsillos. Sonreí y cerré la puerta.
— ¿Qué tenemos que hacer? -me preguntó
— Pues si no es besarnos supongo que hablar -le dije; a lo que él respondió con una risa nerviosa — es broma, obviamente que hablar.
— Cuéntame más de ti, me interesas.
Solté una risa y al ver que él se mantenía con un brillo en los ojos me di cuenta de que no estaba bromeando.
— ¿Qué quieres saber?
— ¿Cuál es tu color favorito? -preguntó
— El morado - respondí.
— ¿El morado? -preguntó como si no lo creyera.
— Sí, pero no un morado fuerte y oscuro; sino uno suave. También me gusta el color vino.
— Me gusta -señaló — ya sabes, es como si tú te dividieras en dos lados completamente diferentes, hay un lado de luz y tranquilidad dentro de ti; sin embargo también emanas autoridad y oscuridad.
— Qué poético -le dije.
Nos quedamos hablando un rato sobre las cosas que nos gustaban hacer. Él me dijo que tenía mucho pendiente escolar; pero que le gustaba ir a las fiestas que hacían porque así se le olvidaba por un instante que todo era estudiar, también mencionó su amor por el Quidditch y lo mucho que le emocionaba cuando alguien le felicitaba por su esfuerzo en el juego. Me habló que es un poco obsesivo al arreglar su cabello y que no le gusta que cualquier persona le desacomode el cabello.
— ¡¡¡Solo queda un minuto!!! - gritaron Fred y George.
Empecé a desordenar mi cabello.
— ¿Qué haces? -preguntó riendo.
—¿Te gusta un poco de drama? Necesitas ponerte rojo, piensa que ves unas chichis y ponte nervioso -me acerqué a su cabello con nerviosismo — ¿Puedo? -él asintió con la cabeza y lo desordené con cuidado; me sentía no como cualquier persona, pues él me había dado el permiso de hacer algo que no disfrutaba de cualquiera. Estábamos tan cerca que podía sentir su respiración en mi rostro.
— ¡Alohomora! -se escuchó desde afuera.
La puerta se abrió, todos tenían cara de sorpresa mientras se mantenían en silencio, hasta que se escuchó:
— ¡Eso Diggory!
Cedric me sonrió y comenzó a reírse. Se unió con sus amigos y estos continuaron gritando.
— ¡Diggory! ¡Diggory! ¡Diggory! ¡Diggory! -empezaron a brincotear como bestias, pero a los gemelos no les dio gracia y a unas que otras chicas a las que se les miraba el odio en los ojos.
— Dominó al demonio -dijeron por ahí.
Volví a sentir el escalofrío recorrer mi cuerpo y busqué con la mirada quién lo provocaba, o más bien quién. Draco me seguía mirando, lo hacía como si sintiera pena de lo ocurrido. Se levantó del sillón tomando a Pansy de la mano y me movió para entrar con ella a la habitación.
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Tribrida en Hogwarts ©
FantasyLa chica tribrida llega a Hogwarts a poner el mundo de todos de cabeza. ***Este libro estará demasiado editado y cambiado a la original, basándome en la vivencia pero agregándole cosas que puedan llegar a interesar más y bueno convirtiéndose en algo...