50 sombras de Fred

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Después de que Ginny encontró la cámara, hice mi documental en Hogwarts, grababa las cosas más insignificantes que podía imaginar y era algo que hacía por diversión.

Llegué a la conclusión de que Draco era una persona muy irritante y de verdad me molestaba mucho su presencia, pero aún así me gustaba hacerlo enojar.

Tom hizo como si no hubiera pasado nada desde lo de aquella noche, solo no tocamos el tema y seguimos como siempre.

Después de mi pequeña depresión en la que Bill estuvo presente, puedo decir que no unió un poco más, Fred se ponía celoso de eso y lo demostraba, por otro lado,George también sentía celos pero no era tan obvio.

Pero después de todo Fred y George me dieron un beso, pasó así:

George y yo estábamos afuera de Hogwarts fumando y acostados en el pasto. La pequeña brisa del aire rozaba mis mejillas y el sonido de su risa me calmaba, quedamos frente a frente, se acercó a mi y me besó, lento y suave.
Sonreí extrañada y le di un pequeño golpe en el hombro, él solo me miró rápidamente y no dijo nada.

Estaba con Fred en la biblioteca y él le iba a hacer una broma a un tipo de primer año, yo estaba grabando todo. Le dio unos dulces y pues ya saben qué pasa en esos casos, corrió a donde yo estaba y solo nos burlamos del niño, su risa me daba mil años de vida. Me miró sin dejar de reír y poco a poco se desvaneció su sonrisa, me miró a los labios y tomó mi rostro entre sus manos dándome un beso, fue un beso en el que pude sentir la adrenalina y el deseo guardado desde hace tiempo.

Ron no dejaba de ponerse rojo cada que me veía, los tres agarramos más confianza amistosa y era cool estar con ellos, Ron a cada rato tenía comida guardada en los bolsillos de su túnica y Harry se preocupaba por invitar a Cho al Yule Ball, pero que a la vez le atraía demasiado Ginny así que no sabía qué hacer y me platicaba de Voldemort, quidditch, cuánto odiaba a Draco y de nuevo, su gusto encontrado por Ginny.

[...]

Era viernes en la madrugada, era fácil dormir, pero siempre tenía sueños raros, me despertaban a mitad de la noche y por lo general tomaba café para calmarme.

Me desvíe del camino al salir de la cocina y me di cuenta que no quería regresar a mi habitación

— Déjame pasar -le susurré al cuadro.

— Contraseña -dijo. 

Cerré los ojos y al abrirlos el cuadro se había movido para que pudiera pasar. Me asombraba mi nivel de magia, no necesitaba hacer gran cosa para poder lograr lo que quisiera.

Entré y me quedé dudosa de cuál era la habitación de Fred y cuál la de George, sabía en dónde se encontraban porque estaban juntas, pero no cuál era cuál. Abrí la puerta y me senté en la orilla de la cama mientras seguía tomando mi café, cuando la zanahoria invocó una bomba nuclear. No me dio asco, me dio risa, pero no lo quería despertar.

(Con la risita que me cargo, imposible no despertar a alguien.)

El chico se volteó y me pateó con fuerza.
— AHHHHHH -prendió la luz y yo estaba tirada en el suelo y el café se cayó encima de mi pijama
—Nena... - me ayudó a levantarme.

— Si no te amara como te amo, te juro que te mato - le dije.

— ¿Qué haces aquí, Aliwali? - preguntó, me senté en la cama y me dio una de sus playeras de pijama para que me cambiara.

Aliwali era un apodo que solo ellos sabían y era por mi primer nombre.

Por cierto, era Fred, su cabello estaba desordenado al igual que su habitación.

—Soñé raro - le dije mientras le hacía una señal para que se diera la vuelta para cambiarme la blusa — ya puedes voltearte.

— Soy tu favorito -sonrió.

Me quedé callada unos segundos analizando lo que había dicho.
— ¿Eh?

— Entre George y yo, me elegiste a mi -dijo con felicidad.

Solté una carcajada tan fuerte por la impresión,
la cual se esfumó a ver la seriedad en la cara de Fred
— Aprende a compartir con tu hermano, Freddie y no elegí a ninguno.

— El problema es que no quiero compartir -pronunció lentamente mientras de acercaba a mi.

— Envidioso de mierda -dije retrocediendo con una mueca en la cara.

— Val...-volvió a acercarse a mi y al dar un paso atrás para alejarme de nuevo choqué con la base de su cama, se inclinó bastante para quedar a mi altura y no hizo nada sin antes preguntar —¿puedo?

— ¿Puedes qué? -dije con una sonrisa ante esa estúpida pregunta.

— Besarte -respondió.

— Si.

Sus labios se estamparon contra los míos con fuerza, el deseo y la pasión de ese momento se apoderaba de la atmósfera de la habitación, se sentía el ardor en mi pecho y la sensación del calor bajar por mi cuerpo.
Con cada beso que me daba se intensificaba ese sentimiento y no podía parar de besarlo, me encantaba sentirlo.

Cuando Fred me miró por unos segundos para apreciar mi cuerpo, pude ver como sus ojos se iluminaron y una sonrisa se asomó en sus labios. Nuestros labios volvieron a encontrarse, Fred me pegó más a su cuerpo y lentamente sus besos bajaron hasta mi cuello.

—No sabes cuánto espere por esto -dijo y de nuevo hizo la pregunta - ¿puedo? - detuvo el beso y me miró a los ojos.

— Puedes - acaricié su mejilla.

Fred soltó un suspiro y se acostó a mi lado con una sonrisota en la cara.
— Que noche, Aliwali.

— Que noche, Fred - respondí mirando el techo.

No tenía planeado eso, no tenía planeado absolutamente nada de lo que estaba pasando, pero me impresionaba lo magnífico que se veía Fred en la oscuridad,  su cabello algo sudado y más desordenado de lo que estaba cuando llegué con él me provocaban algo en el interior, se veía guapísimo y no creo que él fuera consciente de lo bien que se veía así.

Me dio un beso en los labios y cerró los ojos.
— Buenas noches Aliwali.

— Buenas noches Fred.

Tribrida en Hogwarts ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora