Capítulo 27.

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Clasificación M. Si no te agrada puedes saltarlo.

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Sheldon no sabía cuanto tiempo había pasado, solo podía sentir su entrepierna pidiendo auxilio a través de su pantalón y los suaves gemidos de Amy al rozarla entre las piernas.

Había sido un juego previo completo: besos, mordidas, lamidas, caricias, apretones... algo digno de ser llamado "sexo socialmente reprobable", según Sheldon.

—Teniente, es hora de Pon farr. —susurró, aún enterrado en el cuello de su esposa.

—Nunca había estado tan acertado, señor. —espetó ella, sintiéndose pequeña en sus brazos— Creo que perderé la cordura o el autocontrol si no lo haces ya...

—Más referencias a Star Trek... —retrocedió posicionándose entre las piernas de Amy, buscó la hebilla del cinturón y el cierre con un poco de temblor en sus manos.

—Bueno, para que veas que si estudio y tomo atención a tus películas, ashayam.

Sheldon sintió una nueva oleada de calor recorrerlo y antes de volver con ella, decidió estudiarla con atención para guardarla en su memoria.

Sus ojos brillando en medio de la tenue oscuridad, sus labios rojos e hinchados por besarse como adolescentes, el cabello levemente desordenado, el vestido rojo arropado en su cintura dejando vislumbrar fugazmente su provocadora ropa interior brillante por su excitación y sus pechos acunados por el sujetador.

Al volver con ella, Amy pudo sentir de inmediato la hombría de su esposo contra la fina tela que cubría su intimidad, pensaba que no podía estar más emocionada y excitada pero estaba muy equivocada.

En palabras simples: Sheldon la volvía loca.

—Las zonas mas erógenas en el cuerpo femenino son: clítoris, cuello y pezones. —suavemente su mano viajó hasta la entrepierna de Amy, con sus ojos pidió consentimiento y ella cedió, la acarició suavemente debajo de la tela, piel con piel, sin prisas y mientras lo hacía comenzó a dejar un camino de besos entre su cuello y sus pechos.

Amy comenzó a retorcerse bajo de él, jadeando con poca fuerza, sentía que le faltaba el aire.

De pronto, ella se dejó llevar y él la condujo hasta el final.

Esta vez, sin poder aguantar más, Sheldon la despojó de su ropa interior con delicadeza y se alojó entre sus piernas, acariciandolas, Amy aún temblaba y con cada caricia de su esposo se retorcía más.

Ella nunca lo había recibido aún sintiendo estertores de un orgasmo anterior y agradeció que la música de la fiesta estaba fuerte porque el grito de satisfacción que dejó escapar fue fuerte.

Él apoyo sus manos en la cama, a los lados de la cabeza de su esposa, respirando profundamente para no arruinar todo muy rápido.

Con un poco de esfuerzo extra e intentado ignorar los apretones que Amy le daba cada vez que la conducía dentro, él finalmente encontró un ritmo perfecto.

—Pensé que sería sexo de forma socialmente reprobable. —susurró Amy, entre jadeos, acariciando la nuca de su esposo con sus uñas.

—Me gusta así... suave, sin apuros, como la noche del Nobel. —espetó con voz ronca, acompañado de imperceptibles gemidos— Amy, te amo y lo digo enserio, eres perfecta.

—También te amo y también eres perfecto para mí. —ella lo rodeó con las piernas, acercándolo más desde la cintura.

—Oh Amy no... —Sheldon se detuvo, tomando una gran bocanada de aire.

"You are my heartworm" [S H A M Y] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora