"You are my heartworm" [S H A M Y]

Capítulo 6.

Sheldon, vuelto a la normalidad después de un largo día de trabajo en Caltech, le pidió/ordenó a Leonard que lo llevará a una librería y por comida China.

Como siempre, Leonard aceptó, después de todo, le gustaba seguir órdenes de Sheldon.

No se lo aceptaría nunca en voz alta, pero quizá él si era el Alfred de su Bruce Wayne. 

—¿Por qué no flores o rosas?  —inquirió.

—Creo que la pregunta está de más, Leonard. 

—Sí, ya ni sé porque te lo pregunto. 

Sheldon le miró dándole toda la razón.

Al llegar a la librería, Sheldon bajó del auto y Leonard se quedó contestando la llamada de Penny. 

Al entrar se fue de inmediato a la sección de "Literatura Inglesa" y se sumió en el arduo trabajo de encontrar algún trabajo de Jane Austen que su esposa no tuviera. 

Estoy seguro de que el título “Emma” no se encuentra en nuestros libros y “Persuasión” solo lo tiene en la tableta, así que le llevaré ambos, pensaba mientras caminaba hasta la Caja para pagarlos. 

Estuvo corrigiendo gente y ordenando la fila para pagar, después de eso, salió hasta el auto nuevamente y se fueron de ahí. 

—Tu celular sonó y no pude contestar porque hablaba con Penny, que al parecer se acostumbró a tú rutina y me pidió comida China. 

—Ella no debería consumir sal, puede transmitirle hipertensión arterial al bebé o hacerlo nacer con bajo peso.

—Lo sé, pero come un par de cucharadas y luego lo vomita todo.

Sheldon abultó su labio inferior mientras asentía, las féminas embarazadas pueden ser fascinantes. 

Tomó su celular después de ponerse el cinturón de seguridad y pudo ver que tenía dos llamadas pérdidas de Amy, le marcó de inmediato. 

Ella le llamaba para preguntarle si pedía la comida o si le faltaba mucho por llegar, él solamente le dijo que no y que ya iba en camino.

Sheldon no sabía cómo ser un romántico misterioso, así que lo más seguro es que todo lo que le habló a su esposa haya sonado como una órden de un dictador a su pueblo indefenso.

—Hey Sheldon, ¡suerte! —le apoyó Leonard, con las manos cargadas de empaques encargados por Penny.

Sheldon musitó un suave gracias.

Metió la mano al bolsillo de su pantalón y buscó las llaves. 

En unos pocos segundos ya se encontraba dentro del Departamento.

—¿Sheldon?,¿eres tú?  —preguntó su esposa desde el baño. 

—Sí, soy yo.  —rápidamente dejó la comida sobre la isla de la cocina y la bolsita de la librería en el estante que solamente él alcanzaba, deseaba dárselo luego de ducharse.