Capítulo 42.

606 46 23
                                    

A diferencia de Sheldon que se durmió de inmediato una vez que se metió a la cama, Amy tuvo problemas para poder dormir, su mente no la dejó y su pequeño Koala, como le llamaba su padre, moviéndose como loco no ayudaba mucho.

A la mañana siguiente, ella fue la primera en despertar y no le sorprendió, pues, luego de una noche incómoda aquello era de esperarse.

Volteó su cuerpo con suavidad y se dedicó a observar como dormía Sheldon.

Recordó la primera vez que durmieron juntos. Sonrió evitando reír.

Había sido la peor y mejor noche de su vida, aún no sabía como explicarlo.

Fue un cambio grande, pero finalmente ambos se acostumbraron al otro en varios ámbitos de su día a día.

Amy subió su mano y acarició la mejilla de su esposo, él parecía profundamente dormido aún.

Por alguna razón se imaginó su primera Navidad con el pequeño Leonard dando vueltas por su casa nueva, Sheldon siendo más neurótico de lo normal por no poder controlarlo y ella disfrutando de verlos a ambos.

Pero eso solo era una loca realidad ficticia creada en su cabeza, tal vez Leonard sería un niño tranquilo que no daría problemas a ambos como padres primerizos.

En fin, eso eran solo ideas de ella, divagando por la mañana como nunca antes, para no pensar en Faisal cerca de Sheldon y obviamente cerca de ella con malas intenciones.

Aunque lo conocía, sabía perfectamente como era, y que no haría nada para herirla o para enojar a su esposo, pero aún así, se sentía nerviosa.

Más que nada, porque Faisal tenía algo que no todos los varones tienen, y su esposo podría carecer de eso a veces también, que es ser excesivamente detallista y observador.

Además, los reencuentros entre amantes o casi algo en las películas siempre eran extraños y vergonzosos, y parecía ser cierto, gracias a Dios ella no se ánimo nunca a tener una relación más allá de la amistad laboral con Faisal.

También le parecía un poco precipitada su repentina preocupación y nerviosismo, pues se comunicaban por mensaje para compartir opiniones y todo eso, pero... verlo en persona era un panorama completamente diferente.

—¿En qué piensas? —musitó Sheldon, con voz aún adormilada.

Amy se sorprendió. Mientras pensaba no había notado que él estaba despertando.

—Nada importante, solo pensaba en que los chicos deben estar abriendo sus regalos. —le dedicó una suave sonrisa.

Sheldon se puso de lado y se apoyó en su codo para poder mirarla.

—No me olvidé de ustedes... —espetó mirándola con atención.

Ella se sintió expuesta ante su mirada azul intensa.

De pronto él se levantó y caminó hasta el closet de la ropa, lo vio buscando algo con premura.

—Me cuesta bastante acostumbrarme a este tipo de norma social. —comentó mientras volvía a la cama con dos paquetes de regalo— Pero aún así, un sentimiento extraño se ha estado apoderando de mi y descartando que sea un parásito alienígena, creo que solo es ganas de hacerles un detalle a ustedes como mi familia. 

—Ow Sheldon, eres un encanto. —sus hormonas a flor de piel hicieron efecto de inmediato— ¿Cuál es mío? —inquirió mientras se sentaba con lentitud en la cama. Su barriga cada vez le dificultaba más hacer de todo.

—Este. —le acercó uno de los paquetes— Penny, Bernadette y Paige me ayudaron con tu regalo. —comentó.

La neurobióloga estaba curiosa.

"You are my heartworm" [S H A M Y] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora