Boku no Persona

Danzak

Lavenza.- No me parece tan malo

Yuuki.- Solo tu eres capaz de decir eso

Yuuji.- ¿Te dio tanto miedo?

Yuuki.- no es eso... es mas que nada por lo que pasó

Lavenza.- ciertamente, he de admitir que es un Persona muy peculiar

Yuuki.- ¿No sabes que fue lo que le pasó?

Lavenza.- no me he tomado el tiempo para leer uno de sus tomos

Yuuji.- no iras a-

Yuuki.- yo me encargo, traeré el libro en seguida

Yuuji.- espera, el amo... ya se fue

En un lugar entre la realidad y los sueños, tres residentes pasaban sus horas de descanso hasta que una de ellas tubo una idea para permitir que el tiempo pasase mas rápido. La actitud aniñada de la residente nombrada Yuuki fue tanto un desahogo como un problema para los jóvenes de azul. Al igual que Lavenza, era curiosa por naturaleza, pero a diferencia de ella era un poco floja y de actitud juguetona. todo lo contrario a su hermano. esperaron hasta ver a la gemela faltante para continuar con su conversación.

Lavenza.- ¿Qué es esto?

Yuuki.- es el tomo del persona que Izuku-kun aun no ha despertado

Yuuji.- espero que el maestro no te castigue por usar el ascensor de manera inapropiada

Yuuki.- descuida, use las escaleras

Yuuji.- ¿Hay escaleras?

Yuuki.- eso no importa, lo importante es que tengo el libro

Lavenza.- sería un desperdicio si no mirásemos lo que sus paginas contienen, ya que lo trajiste hasta aquí ¿por qué no empezamos?

Las motas de polvo empezaron a danzar cuando el libro fue abierto y la historia de un Danzarín fue contada.

Fue alejado de su patria como mercancía, comprado con el oro de las tierras que alguna vez habitó. Su única ancla a la realidad eran sus tijeras sin filo, las cuales escondió en los lugares mas insospechados para poder conservar en ella los recuerdos de su padre. Fue enviado a caminar millas por su patrón hasta su nuevo "hogar" en el cual se le impondría un nuevo nombre y con ella una nueva identidad. Su piel cobriza resaltaba en el paramo helado al ser la única mercancía con esa tonalidad. Los capataces no pudieron doblegarlo en su tierra tostada y bendecida por el sol, por lo cual fue traficado a las tierras heladas del viejo mundo como venganza. Los recuerdos de su padre, su madre y sus hermanos en aquellas tierras. 

Aun recordaba como fue su bienvenida en aquellas tierras heladas. Los terrenos del Patrón no parecían terminar por la bastedad que tenían. Los terrenos eran infértiles por la helada y solo se concentraban en las actividades del granero. La familia del patrón era, en palabras sencillas, sádica a pesar de sus reglas morales. Cuando la comida escaseaba enviaban a una caravana de esclavos al pueblo junto con algunos capataces para así poder venderlos y conseguir el dinero para los alimentos de la familia. Los esclavos en el granero vivían de las sobras. No fue sino tres años después que conocería a un viejo sacerdote vudú llamado Fenrir

Las motas de polvo formaron a un joven al lado de un anciano mientras conversaban en un granero cubiertos de paja y una manta que no podía abrigar mucho.

El contaba que nació siendo esclavo, no sabía de donde vino, quien fue su padre o cual fue su primer dueño. Solo recuerda que paso de dueño por dueño hasta llegar hasta donde se encontraba. Incluso su nombre fue cambiado por cada amo que pasaba. Era un hombre mayor de barba abundante y piel colorada como el oxido de hierro con ojos color verde por quien sabe que motivo. La filosofía de este hombre se podría conocer como resignadurista o algún tipo de nombre cursi para aquellos que decidieron ceder a la presión ejercida sobre ellos. Pero el danzarín era diferente, nunca se doblegó a pesar de las acciones que se tomaron en contra de él. El conocer a Fenrir fue una de las bendiciones mas grandes que la vida le hubiesen puesto en frente. El anciano atesoraba conocimientos de diversas materias. Tubo la fortuna de convertirse en su discípulo y permanecer hasta su ultimo aliento. El recuerdo de la muerte de su maestro fue una huella que recordaría hasta el fin de sus días.