24- Dolor.

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Los chicos estaban jugando al béisbol y la verdad es que después de varios minutos me aburrí.

Así que me escabulli sabiendo que sabían por donde estaba ya que todos ellos tienen muy buenos sentidos.

Comencé a caminar por el bosque sin saber que hacer, tenía una corazonada, sentía que debía caminar por allí con urgencia.

Mi corazón palpitaba desembocado, como si fuese un rastreador de lo que yo inconscientemente buscaba.

Una rama de rompió detrás de mí, sonreí pensando que eran los chicos, volteé y quedé atónita.

Unos ojos rojos mirándome fijamente, con desconfianza. Detrás de mí escuché como una rama se partía, pero a la vez los pasos eran sigilosos. Demasiado.

Retrocedí un paso.

Los ojos rojos rubí se vieron con más claridad incluyendo una cabellera negra tirando a castaña, era de tez clara, como una niña, adolecente.

Sus labios se entre-abrieron en busca de lo que supongo palabras, pero se cerraron debido a que supongo que no encontró ninguna.

No se como pasó pero pude ver como los ojos de la chica cambiaban de curiosidad a una de terror, fruncí el ceño interrogante.

Inmediatamente sentí como la chica estaba detrás de mí, el ambiente había cambiado a  uno tenso y siniestro.

Miré detrás de mí y pude ver a dos individuos, la chica y un chico un poco mayor que ella, son depredadores pero parecían más bien la presa de algo mucho más grande.

La chica temblaba en los brazos del chico, Mientras el chico se mantenía en una pose defensiva mirando delante de mí.

—Hasta que los encuentro, traidores. — murmuró un chico de no más de... 24 0 25 años.

Tenía los ojos rojos, cabello rubio tirando a castaño, con una belleza hipnotizadora, su piel digna de un vampiro.

Me quedé anonadada, nunca me había quedado babeando ante un vampiro, pero es que este tipo está muy bueno.

—Pero si me trajeron un bocadillo.— dice el un poco burlón — Eres muy hermosa. — me dice y veo como se va acercando hacia mí, no me inmuté, pude ver como un brillo creció en sus ojos y sonrió como si hubiese encontrado lo que tanto buscaba.

—Lárgate.  — murmuré quitando su mano que casí Ubicaba en mi mentón.

Él sonrió divertido. — Eres mi bocadillo, los bocadillos no hablan. — acarició mis labios con sus dedos, suave. — Se los dejaré pasar porque me trajeron hasta está belleza. — Miró a los chicos detrás de mí, y después su mirada se fijó en mí, una nueva mascota.

“Edward"    " Edward"     “Edward"

Mi mente llamaba con gritos de auxilio, como si supiera que aquí pasaría algo muy malo.
Mi corazón lo sentía latir cada vez más lento como si hubiera encontrado su camino y estar frente a la jodida muerte fuera normal.

Muchas veces me he salvado.

El chico me miró directamente a los ojos y dijo : — Repite después de mí, — fruncí el ceño desconfiada — Olvidaré todo y me iré contigo, hasta el fin del mundo.  — siseó.

Parpadeé dos veces, sin entender, abrí mi boca y dije : Olvidaré todo y me iré contigo hasta el fin del mundo. — repetí mirando sus hermosos ojos. —

Al repetir eso sentí como recuerdos, los recuerdos más preciados se esfumaban de mi mente, como si nunca hubiesen existido, solo recordaba pequeñas cosas, la push, el viaje con mamá a forks, la muerte de papá... Comenzaron a aparecer imágenes frente a mí y en todas estaba él, Damián.

Cuando nos conocimos en Seattle, una cafetería donde por casualidad y torpeza se me botó la taza de café en su ropa y desde allí comenzamos a hablar, el viaje a la isla, nuestra primera vez, besos.

Los recuerdos de mis poderes seguía latente en mi memoria, como si no pudiera deshacerme de ellos.

Y por último nuestra casa en Seattle junto a unos amigos, Bree y Diego, cuando me dijo lo que era y yo sin poder alejarme de su lado acepté lo que era, un vampiro.


Lo único que sabía era que ese chico de ahora en adelante lo era todo para mí, aunque por dentro de sentía vacía, de igual manera lo seguiría a dónde fuese.

—Bien hecho, presiosa.  — Lo ví sonreír y sin poder evitarlo sonreí junto a él. — Vamos. — sentenció y yo asentí, debía seguirlo, así como dije; hasta el fin del mundo.

Sentí como habían más personas, a nuestro al rededor, miré al de ojos lindos confusa, mi corazón comenzó a latir como loco, me ubiqué detrás de él chico al que seguiría a dónde me dijese, lo tomé de la mano, él me observó y me sonrió a labios cerrados.

Frente a nosotros habian muchos chicos tenía los ojos dorados, una vestimenta como de béisbol, los ojos de color dorado, miré a la derecha, pude observar como un rubio y un castaño me taladraban confusos con la mirada, preocupados.
me quedé sin aliento y mi corazón lo sentí latir aún más.
Los nervios en mí crecieron, mis manos comenzaron a sudar, sacudí mi cabeza no sabía que estaba pasándome.

—Tranquila... — el chico lindo siseó y todo mi nerviosismo, corazón se tranquilizó. 
Los que estaban frente a nosotros lo fulminaron con la mirada, pero a la vez Sorprendidos. — Bree, Diego. Vamos. — lo escuché como un susurro leve pero a la vez peligroso, hice caso omiso a mis alertas y cuando el dió un paso, yo di uno detrás de él sin rechistar.   — Lo sentimos, estamos de paso. — Murmuró, me incliné para ver un poco fuera de su gran espalda.

Un castaño lo miraba con odio puro, a la vez que Damián tomaba mi mano con fuerza pero sin llegar a lastimarme.

—Mi amor, ¿no crees que deberíamos irnos? — sugerí bajo la tensa tensión del panorama, pero se tensó aún más cuando hablé. — Quiero volver a casa. — le hice presión a su mano atrayendo la hacia mí, con la intensión de que me hiciera caso e irnos.

—Maldito. — Escuché a alguien mascullar.

Volteé a mirar y pude ver al rubio ser retenido por una castaña súper fuerte así como Bree.

Miré al rubio con curiosidad, sentí un pinchazo en mi corazón.

No sé en qué momento pasó pero uno de ellos tenía a Damián del cuello, sentí mis piernas temblar del miedo, mi corazón comenzó a latir como loco por el susto.

Damián no hacía nada, no se oponía tampoco lo que me ocasionaba más terror.
Bree se mantenía detrás mí, dinero sujetada por su compañero Diego, el cual procuraba que ella no se desvaneciera.

Damián me observó, con miedo que juré que lo sentía como el mío, el miedo que el sentía lo sentía yo por mil.

Pero no era un miedo paralizante, no. Era un miedo, miedo de perder a alguien.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y todo pasó en menos de un suspiro.

—Porfavor... Déjalo. — pedí, el vampiro de paralizó al escuchar mi voz.

—No. Está manipulandote. —Masculló.
Abrí mis ojos mas de lo debido y negué, no le creía nada.

—Esta mientiendo. — susurró Damián y miré con odio puro al castaño, el castaño apretó más el agarre en el cuello de mi novio y me sentí morir en ese instante, su cuello fue mostrando grietas considerablemente horrorosas. —Vete. — masculló y negué, no podría dejarlo.

—No me iré sin tí. — espeté en medio de lágrimas, Damián me miró de nuevo y juro que sentí el dolor que el sentía, como si estuviesen apretando mi corazón.

Apreté mi mandíbula, fruncí mi ceño y decidida dije:  — Dolor.









╔══•ᴅɪᴀᴍᴏɴᴅs•═╗                               ╚══•✯²ᴘᴀʀᴛ✔✧•╝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora