36- Vida.

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El ambiente no era acogedor. No, era todo lo contrario.

Corrí con todo lo que mis piernas me daban junto con los bebés, el vientre soplaba fuerte en dirección contraria lo que me ayudaba para despistar a esos infelices.

La mano de ángel sujetaba fuerte la mía, sin rechistar los dos corrían a la par que yo, asustado.

Aterrados.

Mire a mi alrededor en busca de alguna salida viable, que no nos atraparan más adelante, la mano de rose temblaba lo que hacia queme preocupara enormemente.

De repente mis sentidos fueron interceptados, no podía escuchar o siquiera ver... Pero al menos sentía.

Estaba asustada, no por mi.

Por mis hijos.

Retrocedí aun agarrada de manos de los niños sin siquiera ver o escuchar, lo único que sabia con certeza era que estábamos en peligro.

Cerré fuerte los ojos y sujete las manos de los niños, sabia que ellos estaban bien... En lo que cabía pero bien...

Corran. — sentí mis labios moverse, pero no me escuchaba, sentí un fuerte dolor en todo mi cuerpo y me sentí caer de rodillas estrepitosamente.

Sabia quienes eran, sabia para que venían, sabia lo que venían a buscar.

Sentí todo mi cuerpo como si mil cuchillas se incrustasen, un dolor indescriptible... De seguro solté gritos, pero no  veía, escuchaba, olía. Mis sentidos estaban completamente bloqueados.

Malditos.

El dolor vino de nuevo desde mi cabeza hasta la pinta de mis piel, esta vez parecía como si miles de  cristales, fueran directamente, se enterraran en mi porcelana piel.

Dolorosa y tortuosamente.

Ya no sentía a los niños, cosa que me preocupaba...

Sentí unas enormes manos agarrar mi cuello, apretando.   Con mis manos  luché contra esas manos pero estaba en desventaja, veía yo no. 

No tenía los sentidos  bloqueados, yo sí.

A pesar de todo, sentí la adrenalina en mi y con todas mi fuerzas enterré mis dedos en lo que parecía ser sus ojos, con todas mis fuerzas jalonee hasta que caí forzosamente al suelo.

De repente sentí una sensación extraña, mi sentido del olfato volvió, pero esta vez intensificado al mil, podía oler todo. flores, humedad, barro, hasta el viento tenía un olor en particular, mezclado con miles de olores diferentes.

Atenta a todo me puse de pie, en menos de nada ubiqué a los niños los cuales estaban a kilómetros lejos de mí.

Estaban muy lejos y podía oler a los de mi alrededor... Dos, no... Cuatro.

Van a morir, malditos.



Pero... ¿Como terminamos aqui?








—Mamá, con jalea no. ¡Yo quiero con miel! — ajuste mi coleta y suspiré mirando el techo de la casa pidiendo  paciencia mentalmente.

—¡Yo también! — añadió ángel.

—Envidioso. — gruño rose mirándolo mal.

Estos dos... Tres minutos odiándose y después ya se amaban.

—Envidiosa tú — los miré de reojo mientras volteaba la panqueca, ángel estaba señalando a rose acusatorio — No te gustaba la miel y después de que yo te di para que probaras.... Ya la quieres toda para ti.— acusó.

╔══•ᴅɪᴀᴍᴏɴᴅs•═╗                               ╚══•✯²ᴘᴀʀᴛ✔✧•╝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora