33- Lizzie, murió.

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—¡Rose! ¡Deja de mojar a tu hermano! — le llame la atención por milésima vez.

La mire seria y ella escondió sus manos detrás de su espalda cuando menos me lo esperaba una bola de agua aterrizó en el rostro de ángel, dejándolo  descolocado, no pude evitarlo y me eché a reír por lo gracioso de la escena.

—Mamá, ¡deja de Reírte! Yo no le estaba haciendo  nada y mira lo que me hizo! — se señaló las ropas empapadas y yo dejé de reírme con mucha dificultad.—

Apreté mis labios en una linea fina y los observe a los dos, por dios eran muy parecidos solo que rose tenía un rostro mas delicado y femenino.

Ya parecían niños de nueve años y apenas tenían unos pocos meses de  nacidos, mis bebés están creciendo rápido, muy rápido.

Mire a rose con el ceño fruncido — Rose,  discúlpate con tu hermano. — le hable con voz suave, ella se cruzo de brazos a la defensiva y abrió sus labios.

—El comenzó mamá...

—Mentirosa, ¡yo no te hice nada! — angelito le interrumpió haciendo puchero, acusandola.

— ¡Si lo hiciste! — mire a angel y él puso una expresión confusa y ofendida. — ¿Lo olvidaste? Hiciste añicos el vestido de mi  muñeca la semana pasada! — gruñó.

—¡La semana pasada! ¡Que rencorosa eres!-—grito ángel  histérico.

—No soy rencorosa. ¡No olvido que es otra cosa! — agregó un furiosa rose.

—A ver,  chicos basta ya. — mi voz sonó bajita siseante a lo que los dos me miraron expectantes.

— Esto es malo ella... — lo escuché susurrar.

—Rose, — la señalé— Ya pasó una semana desde eso y te vengaste ese día también, debes aprender a perdonar... — rose fruncio sus labios y miro mal a su hermano a lo que yo le envíe una mirada severa que la hizo estremecerse.

—Pero mamá... — sacudió sus manos apunto de un  hacer berrinche.

Vi sus ojos aguarse y negué no va a manipularme con su cara de cachorro de nuevo — Pero nada. Los dos van arriba y van a ducharse — los mire fijamente a los dos — que esto no se vuelva a repetir, ¿Estamos claros? — los dos asintieron cabizbaja y en menos de nada ya se encontraban en las escaleras adentrándose a la casa.

Si me hubieran dicho que ser madre era tan  difícil... Las admiro, joder es hermoso ser madre pero también es complicado.

—Están creciendo muy rápido... — susurró victoria con preocupación.

—Lo sé. — me encogí de hombros.

Desde que me convertí en vampiro me volví más fría, me es difícil expresarme, miles de muros de levantaron en defensa de cualquier cosa, ya las mínimas cosas que antes me emocionaban ya no lo hacen, ya no soy aquella chica tan risueña y expresiva que era antes.

No lo se, talvez pasar por lo del embarazo prácticamente sola... El sufrimiento, el dolor, el haberme aislado en aquel tiempo, el haber reprimido mis sentimientos emociones o dolor hizo que me acostumbrara a ello, simplemente todo en mi cambió, ya nada es igual.

Dentro de mi siento que algo cambió, tal vez maduré de una vez por todas.

Las miles de barreras que había levantado durante el embarazo todavía están intactas, tampoco es que hayan intentado derrumbarlas.

Cualquiera pensaría que estaríamos felices con nuestros hijos pero no es así, el sentirme sola, el sentir cuando me miraban con lastima me hizo cuestionarme miles de cosas y hasta cierto punto pensé en irme con los niños y desaparecer por siempre, pero no podía privar a Edwαrd ni a Jasper de ver a sus hijos así que...

Es que me sentía tan sola en esos meses, las miradas de lastima, acusatorias y devastadoras todavía revolotean en mi cabeza tan dolorosamente.

Ahora que los dones fueron arrebatados de mi, no he visto ningún don, no he intentado siquiera, al principio me emocionó ser vampiro pero solo por el hecho de que vería a mis niños, los vería crecer, ser adolecentes, madurar, tal vez casarse y tener hijos si es posible, son ellos los que me atan a la tierra ahora.

Tan deprimente. Así me siento, antes todo eran risas ahora siempre tengo una expresión seria, inexpresiva.

El daño emocional que sufrí no sana de un día a  otro, las cicatrices están aun latentes.

Victoria me miró cuestinandome — pareces muy tranquila con eso... — murmuró.

—No podemos hacer nada. — agregué siguiendo el hilo de la breve conversación.

—¿Que es lo que pasa lizzie ? — preguntó interrogante.

"No es que sea rencorosa, solo... Nunca olvido "

El hilo de mis pensamiento pesaba y recordé lo que le dije a mi niña.

" aprende a perdonar"

Como si fuera tan fácil. Una mierda.

Rodé los ojos — Me llamo Elizabeth, no "lizzie" — hice comillas con mis dedos y me abrí camino tratando de ir al bosque donde obtenía mi paz.

—¿Desde cuando te importa? ¡Dime! ¡Dinos lo que te pasa! — exclamó.

Dándole la espalda alce mi barbilla y chasquee mi lengua, mis sentidos súper desarrollados sentían la tensión del ambiente, no solo entre las dos sino de los que estaban dentro de casa.

—Nada. No pasa nada. — dije escéptica.

—No entiendo que es lo que te pasa, ¿Donde demonios está mi amiga? — agregó con un poco de molestia en su voz —

—¿Lo olvidas? Ya murió. — finalicé y seguí mi camino a paso lento.

No  puedo, no puedo perdonar.
Simplemente no puedo.

Es difícil perdonar y aun más olvidar.







╔══•ᴅɪᴀᴍᴏɴᴅs•═╗                               ╚══•✯²ᴘᴀʀᴛ✔✧•╝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora