31-Puente.

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Estaba en un lugar oscuro, eso recuerdo.

Las luces de neón titilaban.

El puente era hermoso.

Miles de colores hermosos, mariposas de muchos colores, árboles, manantiales, animales de todo tipo, hermoso.

Todo era hermoso.

Lo único extraño era que yo era la única humana allí creo.

—Lo eres. — salté en mi lugar asustada. —Eres la única humana aquí. ¿Como has llegado? Aún no has muerto. — abrí mis ojos como platos y miré mi cuerpo.

Mi vientre abultado ya no estaba, mi piel era mal pálida pero aún tenía algo de color, mi vestimenta era la misma, una blusa de embarazada y unos shorts cómodos.

Lo miré confundida y él me miró más confundido que yo.

—¿Lila? — fruncí mi ceño — Vaya... Aún estás viva. — Murmuró sin creerlo.

Abrí mi boca pero la cerré inmediatamente si saber que decir.

—Pensé que te quitarían la oportunidad por estar rodeada de seres oscuros. — apreté mis labios tensa — Ya sabes... La mala influencia. — el chico se encoge de hombros.

El chico es más alto que yo, una altura promedio, ojos azules, cabello café, moreno, su vestimenta era más adecuada que la mía, tenía un traje puesto, su edad no la sabía con precisión.

—¿Lila...? — me atreví a preguntar.

—Ah, joder.  ¿porque tienen que hacernos olvidar? — bufó — Así querias que te llamaramos, es tu color favorito. ¿Lo es aún? — explicó y Preguntó.

Bajé mi mirada al suelo, mirando mis pies sin entender nada, ¿Que hago aquí?

—Buena pregunta. — salté en mi lugar, en donde estaba el chico ahora estaba una mujer, parecía un ángel con su cabello como lienzos de oro. —Te hicimos olvidar, pero todo por una razón. Creeme.

¿Creerle?¿ Acaso está loca?

—¿Como te ha ido?— abrí mis ojos bastante, ¿Como se atreve a preguntar eso eh? — Tu vida está infestada de seres oscuro lila... — arrugue mi nariz, ese no es mi nombre, no ahora. — O como te dicen, Lizzie. — la risitos de oro sonrió con suficiencia al verme Sorprendida—

—¿Como...?

—Te hemos estado observando. — apreté mis puños fuertemente. — Ahora debes tomar una decisión... Pero antes de eso, los demás quieren verte.

No pude evitarlo, fue como si mi cuerpo se moviera por si solo aunque no quisiera, la seguí hasta donde estaba algo parecido a un portal, al pasarlo todo cambió, ahora habían castillos de oro, brillantes y hermosos.

Los pasillos de ese castillo parecían inmensos, largos y agotadores, la chica delante de mí no soltó ninguna palabra, al llegar a una grandes puertas de oro puro, las abrió con un sordo ruido.

Había tres personas allí, como si estuviesen esperándome.

Sus sonrisas me marcaron terriblemente, parecían hipnotizantes.

—Querida, Elizabeth. — murmuró una señora con aspecto feliz, mi expresión debió se épica cuando me abrazó fuertemente.

—Has cumplido tu cometido. — me giré a ver al señor con una copa de oro en su mano izquierda y una manzana en la otra con un mordizco existente. —Ya lo hiciste todo. — espetó dejando su copa en la mesa de cristal.

Yo estaba sumamente confundida.

El señor de la copa parecía ser un rey o algo parecido, su mirada imponente, agria y como hielo se posó hacia mí, me encogí un poco incómoda.

╔══•ᴅɪᴀᴍᴏɴᴅs•═╗                               ╚══•✯²ᴘᴀʀᴛ✔✧•╝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora