Extra #4

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Invierno.

Las épocas festivas eran algo que Gilbert con el paso de los años atesoraba más que nada en el mundo y eso solamente por la razón de que hacían parte de esas pocas oportunidades en las que podía estar más cerca de su padre.

Compartiendo momentos que él agradecía con todas sus fuerzas y más cuando se detenía a traerlos nuevamente a su mente.

La primera navidad que paso sin la compañía de John Blythe, pudo ser más dolorosa de lo que llegó a ser en realidad.

Había sido dolorosa, sí, no lo iba a negar, pero no había estado solo como llegó a creer cuando recién murió su padre.

Aquella noche buena la pasó rodeado de la compañía de personas que lo apreciaban y querían lo mejor para él siempre. Como Bash y Mary, que podían considerarse como relativamente nuevos en su círculo familiar, pero que indudablemente merecían el título de familia mucho más que cualquiera de sus parientes de sangre.

Estuvo con Moody y sus padres, quienes le eran fieles a la hora de invitarlo a acompañarlos en la novena desde que tenía seis años y él junto al castaño jugaban a ser Ironman y Capitán América.

También estuvieron los Cuthbert, ofreciéndole más de lo que él podía pedir.

Y Anne, su bella Anne, ella sostuvo su mano todo el tiempo, incluso cuando se quedó dormido junto a la chimenea, leyendo uno de los libros que papá y él solían leer llegada la noche buena y en espera de la navidad.

—Segunda navidad sin ti, papá.— murmura Gilbert, sentado al estilo indio en frente de la lápida, arrancando el poco césped seco que la rodea. Su gorro gris y su chaqueta roja impiden que atraiga un resfriado.— Admito que este año lo estoy manejando mejor que el anterior, sí te soy honesto, hay muchas cosas que me habrían gustado contarte en este momento, estando de regreso para las vacaciones de invierno luego de mi primer año en la universidad, contigo recibiéndome en casa con un abrazo y una taza de chocolate caliente.

Silencio. Él tenía en claro que no podía recibir una respuesta verbal como le gustaría, aun así, la costumbre de hablar con su padre iba a persistir por mucho más tiempo. Porque de algún modo hacía mucho más fácil todo.

—Como sea. Haré un breve resumen de este primer año.— anuncia el joven de ojos avellanos, sonriendo.— Tengo por compañeros a dos muchachos que están mal de la cabeza, te lo juró, sé que si estuvieras aquí los amarías, son geniales, el primer día que los conocí, entré a mi habitación y los encontré usando vestidos y pelucas...

El azabache deja de reír, prosiguiendo.— Por otra parte, la doctora Emily Oak ha sido un modelo a seguir en todo este tiempo, su trabajo es de admirar y ha creído en mí, posiblemente es la segunda persona que más cree en mí.

Hace una pausa, soltando un suspiro leve y rascándose la nuca.— La primera persona es Anne, por supuesto. No me alcanzan las palabras para decirte todo el apoyo que me ha brindado, en verdad es asombrosa, ¿puedes creer que ya organizó un cierre en Queen's? Consiguió que cumplieran todas las peticiones que hizo el consejo estudiantil en el pliego y más, esa chica es fuego puro, en todo sentido.

Su mirada se suavizó al pensar más a fondo en ella.— Anne Shirley Cuthbert es ese fuego que te quema tan rápido y tan fuerte, dejándote una marca imborrable, ese fuego que arde con intensidad en los días más oscuros, ese fuego que te arrebata el oxígeno con el primer contacto, fuego que convierte en cenizas todas las injusticias que ocurren a su alrededor, pero sobre todo, es ese fuego que te brinda el calor necesario para no morir de frío. Es el fuego que ha abrigado mi corazón desde el primer momento y fuego que quiero mantener vivo en mi vida, para siempre.

Estaciones | Shirbert.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora