Cuarto paso: Otoño.
Gilbert.
Me bajó del asiento de copiloto rápidamente para abrir la puerta trasera del auto, donde una bellísima pelirroja acepta la mano que le ofrezco, para ayudarla a bajar, teniendo cuidado que no ensucie o pise su vestido.
—Pero que caballeroso, señor Blythe.— vocifera Anne, sonriendo ampliamente y enganchando su brazo con el mío.
Le doy un beso en la frente y empezamos a caminar.—Lo sé, soy un encanto, señorita Shirley.
Bash desde el asiento del conductor nos chifla.— No tarden demasiado, no querrán perderse ni un minuto del baile, ¿o sí?
Los dos negamos, mi novia se acerca a él y aprieta su mano.— Contigo al volante, dudo mucho que podamos llegar tarde.
Él suelta una carcajada.— ¿Lo ves, Blythe? Tu novia no es una gallina como tú, un poco de velocidad no le hace daño a nadie.
—Creo que tu definición de poco no concuerda con la de cualquier diccionario.
Él niega con la cabeza, luego nos hace un gesto de que ingresemos al cementerio, lo cual hacemos, caminamos tomados de la mano, siendo acompañados por la brisa fría de noviembre y el sol ocultándose tras las montañas.
Detenemos nuestros pasos cuando por fin llegamos a su lápida.
La lápida de papá.
John Blythe. Amado padre, hermano, amigo, esposo y compañero. Descansa en paz.
—¿Estás bien?— su dulce voz acaricia mi corazón, manteniéndome consciente de donde estoy.
—Sí.
Ella posiciona su cabeza sobre mi hombro.—¿Quieres estar solo?
Volteó a verla, abrazándola con fuerza y sintiendo como su corazón late desenfrenadamente, han pasado semanas desde que estamos juntos y Anne sigue poniéndose tan nerviosa ante actos tan normales entre nosotros como este.
—No puedes irte, no puedo presentarte a papá si no estás aquí.
La pelirroja sonríe tímidamente.— Yo conocí a tu padre, Gilbert.
Asiento, aun sin quitar mis manos de su cintura.— Cierto, pero no te conoció como mi novia.
La vergüenza invade su rostro tan rápidamente, tiñendo su cara de un tono rojizo, que me cuesta distinguir desde donde comienza su cabello.
—¡Estoy hecha un manojo de nervios y tú no ayudas! ¡Oh, ni siquiera le traje flores! ¿¡Qué va a pensar tu padre de mí, donde quiera que esté, por no traerle flores el día en que vas a presentarme?!
Me estaba matando de la ternura al verla tan nerviosa, haciendo gestos con sus manos y su expresión de pánico.
—Conde de los vientos, ¡¿cómo dejaste que olvidara las flores?!
Conde de los vientos, por favor tranquiliza a mi hermosa novia o no llegara viva al baile de graduación.
—Relájate, Shirley. Papá era alérgico a las flores.
Ella detiene su dramático discurso al escuchar lo último que dije.— ¿¡Alérgico a las flores y todos le han dejado ramos en su tumba?! ¡Es una locura!
La tomó de los hombros, indicándole que inhale y exhale tres veces, antes de abrazarla por la cintura y ambos posicionarnos frente a la lápida.
—Papá, hoy se cumplen nueve meses desde que te fuiste, y es la primera vez que vuelvo aquí, para presentarte a alguien.— comienzo a hablar con lentitud, la joven de pecas acaricia mi brazo con delicadeza. El viento sigue siendo helado, pero con ella a mi lado, me sentía cálido por dentro.— Llegaste a conocer a Anne cuando para mí solo era la odiosa e insoportable niña que adoptaron los Cuthbert y que se rehusaba a ser mi amiga.
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Estaciones | Shirbert.
RomanceDicen que del odio al amor hay un paso. En el caso de Anne y Gilbert quizás fueron más pasos. Cuatro pasos para ser exactos. Uno por cada estación del año. Fecha de inicio: 16/11/20. Fecha de finalización: 31/12/20. Serie de capítulos cortos. Anne w...