Mayo.

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Segundo paso: Primavera.

Gilbert.

La feria de la primavera se celebraba todos los años en Avonlea, siendo uno de los eventos más grandes del pueblo que se organizaba a finales del mes de mayo.

Con papá nos gustaba venir a comer algodón de azúcar, participar en los puestos de juegos y ver los fuegos artificiales en la noche. A pesar de su edad su alma era como la de un niño, por eso tantas personas lo adoraban.

No creí que vendría este año dado que había pasado semanas encerrado en casa.

Bueno, luego de mi cita con Anne había encontrado cierta fuerza para salir de vez en cuando, no solo con ella sino también con Moody y los chicos. Salíamos a comer helado, jugar bolos, ir a cine y adicional, me convertí en nuevo miembro del club de cuentos.

Seguía sin ir a la escuela, pero teniendo en cuenta que este era nuestro último año, tendría que volver lo antes posible. Papá quería estar presente cuando el día de la graduación llegara, quería ver cada uno de mis logros venideros, para decirme lo orgulloso que estaría de mí, pero no pudo.

Alejó mis pensamientos al escuchar el sonido de mi móvil. Era un mensaje de Anne.

Shirley:
Solo faltas tú, Blythe. Mueve tu trasero rápido, te estamos esperando.

Tan tierna como siempre.

Hablando de ella, la imagen de aquella pelirroja con aquel vestido de flores azules el día que fuimos de picnic me tenía completamente atontado. Lucía tan preciosa que estuve viéndola como un idiota durante toda la cita.

¿También estará usando un vestido hoy?

Bueno, solo había una forma de averiguarlo.

Me encaminé a la feria a paso apresurado, recorriendo las calles del vecindario hasta las afueras del pueblo, varios vecinos me saludaban, felices de verme, les devolvía el saludo con un asentimiento de cabeza.

Hice mi mejor intento de sonrisa cuando por fin estuve en la entrada de la feria, niños corrían por todas partes, los padres los perseguían u observaban desde lejos, parejas caminaban tomadas de la mano y dándose demostraciones de afecto.

La alegría se desbordaba en toda esquina del lugar, estar rodeado de tanta felicidad tendría que ayudarme. O al menos intentaba tener ese pensamiento para no arruinarle la tarde a mis amigos.

Tú puedes, Gilbert. Tú puedes.

—¡Gilbert, por aquí!— exclama Ruby con voz chillona. Todos están haciendo fila para subir a la rueda de la fortuna.

Se me va el aire de los pulmones cuando mi mirada se cruza con la de la joven de pecas.

Sí, tal y como quería, estaba usando un vestido. Un vestido celeste. Su cabello caía sobre sus hombros en ondulaciones, sus párpados resaltaban a causa de unas sombras color turquesa. Sus ojos superaban por mucho al azul del cielo.

Ella dejó de reírse por algo que le contaba Cole en la fila y me saluda con un gesto de mano.

Antes de que pueda hacer alguna broma para romper el hielo —como casi siempre que nos veíamos—, la joven Gillis me toma del brazo.— Me alegra muchísimo verte.

—A todos, Ruby, a todos nos alegra.— le corrige Moody, separándome de ella y haciéndome un espacio a su lado en la fila.

Anne se encuentra más adelante, junto a Cole y Diana, detrás de ellos, estaba Josie con Billy, haciéndole mimos en su cabello, seguidos de Jane, Jerry, Charlie y Tillie, los cuales se reían por una anécdota de Charlie y al final de la fila estábamos Ruby, Moody y yo.

Estaciones | Shirbert.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora